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Voto de John Dunbar:
6
Drama. Romance Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis inesperada. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tom Hooper y todo el equipo que conforman 'La chica danesa' procuran una recreación lo más emotiva posible de su biopic, para terminar consiguiendo únicamente una empatía sin emoción, simple y llanamente, porque es lo que se corresponde. Llena lo visual con una obvia intención de extender el arte pictórico de Gerda, con su colorida fotografía de época y los paisajes que tratan de ensalzar la belleza a la par que hacer por encajarla en la fragilidad no exenta de valentía de su personaje principal, que no es otro que la razón de ser de la película. Todo descansa en él, Einar, y también en ella, sin ser el primer objetivo, porque nada sería entendible sin Eddie Redmayne como Einar Wegener/Lili Elbe y Alicia Vikander en el papel de su esposa Gerda. Dos interpretaciones destacadísimas con sendos papeles bien aprovechados, tanto la ambigua interpretación de él en ese papel doble de mutación progresiva, como la de ella, en un personaje que tampoco se halla exento de cambios pasando de ser conmovedora y afligida al principio, a su abnegación para comprender y compartir esa nueva realidad para estar siempre al lado de él/ella.

La adaptación tiene preocupación por mostrarnos con nitidez emocional la transformación de género sufrida por Einar superando barreras físicas y psicológicas, así como la devoción absoluta que le dedicó su esposa Gerda, su gran apoyo hasta el final. Si bien es cierto que toda la atención, por razones obvias, recae sobre Einar (más tarde Lili), no habría estado de más ser también algo más exacto con la sexualidad un tanto incierta de Gerda, algo que se evita cuanto puede. Que Gerda Wegener sentía atracción hacia su mismo género y que el matrimonio era más bien libertino no era ningún secreto. La omisión que se hace en este sentido, una cuestión que aparece reflejada tanto en sus pinturas como en sus ilustraciones, resulta una contrariedad en cuanto a que, al mismo tiempo que narra la transgresión de algo insólito e impensable en la época que les tocó vivir, oculta hechos igualmente relevantes en la vida conjunta de los dos protagonistas en su supuesto beneficio.

Detrás del lunar comentado que supone el paso por alto de una circunstancia relevante en la vida marital de Einar y Gerda Wegener, existen otros. Por ejemplo, Gerda se muestra demasiado frágil (cosa que no era) y, en algunos momentos, poco menos que una mera comparsa de su marido Einar, de la misma manera que pasa de soslayo por cuestiones artísticas que probablemente ahondarían más y mejor en la forma en que ambos vivían su sexualidad. En lo que concierne al resto, se puede afirmar que el retrato biográfico de los dos artistas es lúcido y preciso. El drama, sin embargo, vigila mucho la pareja, y se olvida un poquito más de dar verdadero pábulo a la realidad que les rodea. Un guion con mucha preocupación orientada hacia la aceptación social del cambio con una vulneración de los estándares edulcorada y apta para todos los públicos y menos por construir un drama que se preserve en la memoria, que nos emocione los rostros igual que el de los actores. Lo mejor de todo: su gran puesta en escena y las soberbias interpretaciones de Redmayne y Vikander libran con un acierto relativo este singular biopic.
John Dunbar
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