Hay un problema cuando se quiere hacer una película de denuncia y se denuncia a todo quisqui que sale en el film. Que uno no sabe muy bien cuál es la intención del director. Un poco de esto es lo que pasa con este film sobrevalorado de un director sobrevalorado. Para mí que Kevin Smith quiso hacer una comedia tipo “Dogma” pero que en mitad del proceso cambió de idea y quiso dar un giro a su carrera y se ha quedado a medio camino de la película de denuncia. No se sabe muy bien si quiere denunciar la intolerancia religiosa, el fanatismo, dar un aviso contra la promiscuidad sexual y los peligros de internet, la venta de armas, el gobierno, las autoridades policiales… aquí todo el mundo es un capullo y todos caen bajo la guadaña del director que no tiene misericordia con nadie.
Tres jóvenes hormonalmente revueltos se citan con una señora para practicar el coito (Sheldon dixit) con ella. A partir de aquí se armará un lío lleno de tiroteos, muertes, sangre y destrucción que no tiene mucho sentido y que afecta a casi todos los personajes del film. Así pues, el fanatismo religioso, los peligros de internet y el fácil gatillo de las fuerzas de seguridad para cumplir órdenes, la venta de armas… todo pasa por el rodillo del director de una forma bastante poco sutil en una película hecha con el estómago, llena de jugos gástricos lo que a la larga, la hace indigesta.