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Voto de Francisco Javier Millan:
5
Aventuras. Drama Narra la historia de Moisés (Christian Bale), un hombre de extraordinario valor que desafió al faraón Ramsés (Joel Edgerton) y liberó a 600.000 esclavos, que protagonizaron una épica y peligrosa huida a través de Egipto en busca de la Tierra Prometida. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que una película de dibujos animados tenga mucha más fuerza que este título dirigido por el veterano Ridley Scott lo dice todo.
Para muchos la gran referencia sobre este pasaje bíblico serán “Los diez mandamientos” para otros lo será “El príncipe de Egipto”. Ambas no escatimaban en espectacularidad, pero sin abandonar el lado humano y emocional de sus personajes, independientemente de las creencias religiosas de cada uno.
La cinta de Scott es una película deshumanizada, una relectura innecesaria en un tiempo donde la tecnología es capaz de crear efectos especiales sorprendentes. Virtud que resulta vacía a la hora de remover emociones sobre un relato archiconocido, que intenta ir por derroteros realistas, pero que sucumbe a un tono que termina despistando a los espectadores.
La historia no se decanta por un mensaje religioso claro, pero tampoco escatima en mostrar grandes fuerzas sobrenaturales.
En muchas ocasiones podemos encontrar ciertas similitudes formales con aquel despropósito de Darren Aronofsky sobre la vida de Noé y en otras incluso resbala por los mismos caminos que transitó Martin Scorsese en su polémica “La última tentación de Cristo”.
Scott busca ser original en dos momentos significativos, como es el caso de la zarza ardiendo, donde encontramos uno de los muchos anti clímax que tiene la película. Junto con las aguas del mar Rojo, donde parece decantarse (al principio) por una de las muchas teorías que pregonan algunos sobre este impactante evento.
Algo parecido ocurre con la ira de Dios, y la muerte de los primogénitos, ¿recordáis esa lengua de aliento sobrenatural que quitaba las vida a los niños en “El príncipe de Egipto”?
Y lo que resulta torpe por parte de su director, son esas arriesgadas elipsis, que hacen de la película un campo de hoyos con muchas lagunas que completar.
A lo que se viene a sumar un ejercicio de casting inconexo, lleno de caras conocidas. John Turturro y Sigourney Weaver no aportan nada a la trama, es más, están caracterizados de tal manera, que parecen sacados de un Belén viviente del teatrillo navideño de un colegio de la EGB.
Pero el principal problema reside en Joel Edgerton, en la que es posible la peor elección de un actor en este año 2014. No imprime fuerza, le faltan ganas y talento, lo que le lleva a destrozar no solo a un villano que debería haber sido memorable, sino también la relación con su compañero de cartel.
De todo ello tan solo podemos salvar esa media hora final electrizante, y la muy (al fin) adecuada partitura de Alberto Iglesias.
Francisco Javier Millan
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