Beetlejuice (o como lamentablemente se tradujo como Bitelchús) es la primera gran obra de Tim Burton que sienta los principios de su cine creando una nueva escuela dentro del séptimo arte muy reconocible. Edificios y ciudades en general de índole gótica, personajes excéntricos de belleza subjetiva y muy oscuros, humor negro muy directo, contrastes continuos de situaciones, música de Danny Elfman, planos característicos plagados de zoom muy descriptivos y expresivos, diálogos que rozan lo absurdo y efectos especiales herederos de Joe Dante en su más abstracta vertiente.
Beetlejuice no es mas que la introducción al mundo de Burton, presentando su personalísimo humor que llevaría hasta la saciedad con sus posteriores películas hasta el punto de resultar un poco repetitivo a pesar de jamás perder su identidad. Beetlejuice es una comedia terrorífica, incluso con tintes familiares aconsejable para casi cualquier tipo de público (siempre y cuando estén predispuestos al citado peculiar sentido del humor Burtoniano).
Las actuaciones son adecuadas y en el caso de Michael Keaton gloriosa, todo un despliegue de hiperactividad simpaticón y a la vez repulsivo que encaja de forma idónea con lo que exige el director. El resto de actuaciones se reparten entre adecuadas y curiosasd aunque siempre correctas. La familia que se hospeda en la casa "abandonada" reúne todos los puntos de los secundarios de Tim Burton, llenos de personalidad, pedantería y prepotencia.
En definitiva buena película e imprescindible para los fanáticos del director, para morirse de risa.