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Voto de Ignacio Larrea:
6
Drama En 1931, un barco de pasajeros alemán zarpa de Veracruz, México, con rumbo al puerto alemán de Bremerhaven. Los pasajeros son personas muy distintas entre sí, y durante el trayecto comienzan a mostrarse no solo sentimientos como el romance o la insatisfacción vital, sino otros tan peligrosos como el antisemitismo y la xenofobia, propia de esos años en Alemania.
2 de marzo de 2010
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película de Stanley Kramer, casi siempre motivado para narrar historias humanas, con tintes socio-políticos.
Aquí hace lo propio, empleando el método de la exitosa "Intriga en el gran hotel", solo que en un barco como lugar donde los sentimientos humanos más encontrados y enconados se pueden dar cita ocasionando un sinfín de vaivenes emocionales.
El filme es irregular en su desarrollo, siendo unas veces muy interesante y otras algo menos. Depende de quiénes sean los personajes, pues estos varían mucho de unos a otros, según su personalidad.
Así, los personajes del médico de abordo, encarnado por Óskar Werner, o el de la Señora que ve cómo se aleja su juventud, encarnada por la gran Vivien Leigh, son muy interesantes, así como el de José Ferrer, magnífico en su rol de alemán pro-nazi, que siente desprecio por los judíos y otras gentes "de mal vivir".
Si embargo, otros personajes, como la chica de dieciséis años a la que nadie saca a bailar e incluso el del joven que debe cuidar en todo momento de su avaro tío, resultan prescindibles.
Existen momentos íntimos de gran emoción, como cuando el médico le acaricia el cabello a Simone Signoret o estupendos diálogos y situaciones, como los que tienen lugar entre Michael Dunn y el vendedor alemán judío.
En líneas generales, está bien, pero tiene una duración algo excesiva y algunos elementos, como los decorados exteriores no resultan creíbles, notándose en exceso el cartón piedra, aunque después de escribir esto último me meto en imdb y leo que "¡Ganó el Óscar en el apartado de mejor dirección artística!). Bueno, no he tenido buen ojo en esto. Aunque sigo diciendo lo mismo. Me imagino que se refiere a los decorados en interiores, amén de que no es lo mismo ver una peli en el cine que en la TV.
También rechina un poco el dibujo, demasiado esquemático y algo artero, de lo/as bailadores españoles, que resultan al final ser un chulo putas y sus meretrices.
No está mal y hay buenas interpretaciones, pero está por debajo de muchas de su buen autor, entre otras cosas, y es mi opinión personal, por incidir sobre los peligros del nazismo...una vez pasados muchos años.
Es muy fácil hablar de lo que ya pasó veinte años antes, pero lo bueno habría sido hacer algo en su momento. Como dice mi padre: "Después de ver los cojones al grillo todos sabemos que es macho". Pues eso.
Ignacio Larrea
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