Lamentablemente Argentina, país consumidor de cumbias y de programas bizarros de chimentos, no es un país donde se conozca masivamente demasiado sobre la vida y obra de Elvis Presley, ídolo mundial crador del rockabilly, rey del rock, pionero y creador del videoclip y del unplugged.
Las notas sobre el astro a nivel local siempre rayan la mediocridad y no pueden dejar de mencionar su consumo de drogas, su exceso de peso y que cantó "A mi manera".
Esta película está muy por debajo del nivel de otras películas argentinas de antaño e incluso posteriores. Pero lo que realmente resulta bizarro y de mal gusto es la caracterización de McInerny encarando a un imitador de Elvis excedido en peso muy por encima de lo que el Elvis de los 70s fue; pelado, estático y con carencia absoluta del carisma seductor del que gozaba Elvis, que desbordaba sensualidad hasta en el habla.
En esta película se prefirió la parodia al homenaje; se optó por lo grotesco ante la seducción y es evidente que la película esta orientada para aquella masa de ignorentes que piensan que el verdadero Elvis era precisamente eso que se vé en este film bizarro y mediocre. Realmente lamento que algo así haya tenido lugar en el séptimo arte. Elvis se merecía algo mejor que esto.