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Voto de Komarovsky:
4
4 de diciembre de 2017
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me pareció que la película de Lumet (1974) fuera una obra maestra, pero tenía cierta dignidad y un reparto de lujo, no comparable con la nueva versión de 2017. Baste decir que el papel de Penélope lo hacía en 1974 Ingrid Bergman...
El Sr. Branagh me saca de la película desde el principio. En un prólogo poco afortunado pretende presentar el personaje de Poirot subrayando sus particulares exigencias gastronómicas y mediante la resolución de un caso, consistente en la sustracción de una reliquia depositada en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Los tres sospechosos son un rabino hebreo, un imán musulmán y un sacerdote católico, quienes, presuntamente, acostumbraban a disputar entre sí, en el templo indicado, acerca de la distribución de cultos, la utilización de los espacios adjudicados o la posesión de las reliquias. El mero hecho de imaginar a un rabino entrando en la iglesia del Santo Sepulcro o a un imán intentando disputar una reliquia cristiana causa hilaridad, sin embargo la resolución del caso, ante el Muro de las Lamentaciones, traslada al espectador desde la sonrisa compasiva hasta el sonrojo total.
Bastaría introducir un pope greco-ortodoxo, un fraile franciscano y un sacerdote armenio, amén de evitar lo del bastoncito, para que la escena tuviera cierto rigor.
Y a partir de ahí..SPOILER
El Sr. Branagh me saca de la película desde el principio. En un prólogo poco afortunado pretende presentar el personaje de Poirot subrayando sus particulares exigencias gastronómicas y mediante la resolución de un caso, consistente en la sustracción de una reliquia depositada en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Los tres sospechosos son un rabino hebreo, un imán musulmán y un sacerdote católico, quienes, presuntamente, acostumbraban a disputar entre sí, en el templo indicado, acerca de la distribución de cultos, la utilización de los espacios adjudicados o la posesión de las reliquias. El mero hecho de imaginar a un rabino entrando en la iglesia del Santo Sepulcro o a un imán intentando disputar una reliquia cristiana causa hilaridad, sin embargo la resolución del caso, ante el Muro de las Lamentaciones, traslada al espectador desde la sonrisa compasiva hasta el sonrojo total.
Bastaría introducir un pope greco-ortodoxo, un fraile franciscano y un sacerdote armenio, amén de evitar lo del bastoncito, para que la escena tuviera cierto rigor.
Y a partir de ahí..SPOILER
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
-Los "arriesgados" planos cenitales, especialmente el del descubrimiento del cadáver, me resultan pretenciosos. ¿Se intenta homenajear al Buñuel de Un Perro Andaluz? Lo dudo.
-Alguien ha destacado la artificiosa composición de los personajes en el momento de la resolución del enigma, imitando la distribución de los apóstoles en la La Última Cena de Leonardo. A mí me recuerda más a la composición de la cena de los mendigos, también leonardesca, de Viridiana. ¿Tributo escenográfico a los indigentes de Buñuel, subrayando la "indigencia" interpretativa de los actores? Me temo que sí.
-"Sólo Dios y Hercules Poirot conocen la verdad" afirma Branagh, introduciéndose por persona interpuesta (la Segunda de la Santísima Trinidad) en la mesa resolutiva.
- En la versión de 1974 Richard Widmark construía un Ratchett creíble y discreto. A Johnny Depp se le ve venir desde lejos, por lo menos desde los carteles publicitarios.
- La introducción del drama de la familia Armstrong me resulta demasiado prematura; creo que el guión de 1974 está mejor trabado.
- El mostacho de Poirot es simplemente intolerable.
- ¿Qué ha sido de la Pfeiffer, Dios mío? ¡Con lo bien que se mantiene la Weaver!
- ¡Atentos! Al final hay amenaza de reincidir con Muerte en el Nilo.
- Subo un poco la nota por las espectaculares tomas del tren (las películas con trenes me subyugan, ya que fui ferroviario), la música bien adecuada a la trama, cierta habilidad interpretativa por parte de Kenneth Branagh y, sobre todo, la acertada introducción del plano moral en la resolución del caso, completamente ausente en la versión de Lumet.
-Alguien ha destacado la artificiosa composición de los personajes en el momento de la resolución del enigma, imitando la distribución de los apóstoles en la La Última Cena de Leonardo. A mí me recuerda más a la composición de la cena de los mendigos, también leonardesca, de Viridiana. ¿Tributo escenográfico a los indigentes de Buñuel, subrayando la "indigencia" interpretativa de los actores? Me temo que sí.
-"Sólo Dios y Hercules Poirot conocen la verdad" afirma Branagh, introduciéndose por persona interpuesta (la Segunda de la Santísima Trinidad) en la mesa resolutiva.
- En la versión de 1974 Richard Widmark construía un Ratchett creíble y discreto. A Johnny Depp se le ve venir desde lejos, por lo menos desde los carteles publicitarios.
- La introducción del drama de la familia Armstrong me resulta demasiado prematura; creo que el guión de 1974 está mejor trabado.
- El mostacho de Poirot es simplemente intolerable.
- ¿Qué ha sido de la Pfeiffer, Dios mío? ¡Con lo bien que se mantiene la Weaver!
- ¡Atentos! Al final hay amenaza de reincidir con Muerte en el Nilo.
- Subo un poco la nota por las espectaculares tomas del tren (las películas con trenes me subyugan, ya que fui ferroviario), la música bien adecuada a la trama, cierta habilidad interpretativa por parte de Kenneth Branagh y, sobre todo, la acertada introducción del plano moral en la resolución del caso, completamente ausente en la versión de Lumet.