Hubo un tiempo, antes de internet, donde las personas con pocas habilidades sociales lo tenían difícil para conocer gente de su interés para amistad y lo que surgiera. Existieron hasta las agencias matrimoniales o, sorpréndase, los amigos o amores por correspondencia. Enviabas una carta a una chica de la que no conocías ni su aspecto y a esperar respuesta días después.

He aquí que James Stewart, un empleado de los grandes almacenes de la época, es ese improbable hombre falto de cariño que se cartea con una desconocida. Desconocida que resulta ser su nueva compañera de trabajo interpretada por Margaret Sullavan. Y, casualidades de la vida, dos personas con gustos culturales e intelectuales muy parecidos se van a llevar a matar en el trabajo mientras creen estar enamorados por correspondencia.

Creo que la película tiene un problema de tono, los hechos se van sucediendo de forma que no sabemos si estamos ante una comedia, una película romántica, o incluso un drama por como se desarrollan determinados acontecimientos. El día a día de la tienda aparece reflejado con tintes de humor, pero también hay muchas escenas agrias o de malestar entre sus personajes. No sabemos por qué el dueño de la misma tiene enfilado a James Stewart, la relación entre los dos protagonistas también parece demasiado hostil como para hacer creíble una posterior reconciliación. Cuando descubrimos las razones de las broncas del dueño de los almacenes resulta ser una trama demasiado grave y seria para un film de esta naturaleza. La resolución de la trama amorosa tampoco me ha parecido redonda y totalmente satisfactoria...

Por eso digo que creo que el tono de la película quizás sea equivocado, habría resultado tal vez más efectiva como comedia ligera de enredo. Más risas, más humor, más equívocos entre los personajes. En su lugar hay demasiada seriedad y gravedad en el día a día detrás del mostrador.