A la hora de intentar clasificar el filme Nosferatu dentro de las aparente caprichosas categorías de cine de terror u horror, parece imposible llevar esta tarea acabo. Esto ocurre principalmente porque muchas de estas categorías simplifican y excluyen este tipo de propuestas experimentales de las posibilidades que se contemplan normalmente para dar cuenta del estilo de una apuesta cinematográfica.
El filme Nosferatu logra una acertada y muy controlada combinación de elementos de ambientación, planos y secuencias, (específicamente aquellas dramáticamente aceleradas), para transmitir cierta tensión cercana a la demencia y al pánico. Más allá de esto, es interesante también como en la película además de la ambientación mencionada anteriormente, el cuerpo y la fisionomía humana reducida y esquelética se convierten en un potente discurso de horror.
¿Es acaso una película de terror u horror por involucrar vampiros o seres sobrenaturales?, pues no, el verdadero valor de esta película como obra reside en su capacidad de hacer un manifiesto visual y cinematográfico de la a veces desgarradora condición humana.