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España España · Madrid
Voto de Moody:
5
Comedia. Acción Un implacable agente del MI6 británico (Mark Strong), del grupo de operaciones especiales, descubre que tiene un hermano (Sacha Baron Cohen) muy diferente a él: fanático del fútbol y protagonista de numerosos y disparatados altercados dado su peculiar y conflictivo carácter. (FILMAFFINITY)
8 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones, como cuando uno ve una película de Baron Cohen, uno se da cuenta de lo comedido que a veces resulta el personaje de Torrente, ese transgresor patrio que levanta polémicas al tiempo que revienta taquillas. Y es que Sacha, que ha conseguido hacer marca de la casa de su forma de dirigir o de cómo se escriben sus guiones, tiene la gran suerte de poder hacer lo que le gusta sin que nadie le ponga freno.

Cuando ves una película como ésta, uno sabe dónde se mete. Más allá de sus soeces secuencias o de su malhablado lenguaje, esperar chistes políticamente correctos es pura utopía. Ahora no vale decir que es más de lo mismo (que lo es) o que los gags se repiten (que lo hacen). Sacha da lo que todos esperan sin guardarse ases, y ahora con un sello propio, es imposible que la fórmula no se repita hasta la saciedad.

Pero aparte de lo que ya conocemos e incluso aceptamos, lo que Sacha descuida en esta ocasión es el guión. Escrito a cuatro manos, aquí brilla por su ausencia, eclipsado por la necesidad del actor de ser casi lo único relevante a cada paso. Que lo diálogos sean escuetos y en ocasiones a destiempo tiene un pase, pero que el núcleo de la historia tenga tan poca sustancia preocupa. Su nula complejidad se supone que debe ser suplida por la personalidad de Sacha, el buen hacer de Strong o las estelares apariciones de Cruz, Wilson o Fisher, pero nada más lejos cuando no hay base sobre la que construir los pilares. Ni siquiera la inteligente decisión de contar con un director tan experto como Leterrier es suficiente para conseguirlo.

La película funciona en el fondo, bien por el constante ridículo del actor y sus gags, bien por una acción bien diseñada ( en especial la persecución vita en primera persona). Y así Sacha continúa su carrera cómica mientras el público se acerca a las salas a entretenerse con un producto que eleva el nivel de bestialidad de sus predecesores (con mucho más contenido “Borat” o “El dictador”) pero que seguramente sea más tranquila que lo será la siguiente.
Moody
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