12 monos de Terry Gilliam, es una cinta de intriga y ciencia ficción sobre un futuro apocalíptico, considerada por muchos como una película de culto. Dirigida con un ritmo ligero y vigoroso, y con el estilo más subjetivo y propio típico del director, es una obra innovadora y original con un entramado singular y algo confuso, que cautiva a los seguidores del género y deja algunas cuestiones en el aire a la libre opinión del espectador. Realizada de modo eclipsante y astuto, tiene un resultado magistral y extraordinario que la hacen única en el séptimo arte.
La fotografía, es catastrofista y espectacular, con unas imágenes llamativas y evocadoras a un posible futuro, que estimulan al ser estéticamente sombrías y por estar repleta de matices fantásticos y oscuros que desconciertan. La música, es hipnótica y sensacional, con algunas canciones sentimentales y nostálgicas que cautivan al público, y otras inquietantes y turbadoras en un atractivo y oportuno acompañamiento musical. Y los planos y movimientos de cámara, completan un magnífico trabajo técnico con el inteligente uso de los primeros planos, cámara en mano inestable, subjetivos, tercera persona, avanti, grúas y cenitales admirables y bien estudiados para trastocar al público.
Las actuaciones, son remarcables e íntegras. Con Bruce Willis con calado psicológico y carácter inestable, Madeleine Stowe emocional y sentida, Brad Pitt deslumbrante en su locura, y notables y certeros acompañamientos de Christopher Plummer, Jon Seda, Joseph Melito, David Morse y Michael Chance entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones fascinantes y futuristas pero sin caer en lo exagerado o pomposo, que son estéticamente sugerentes y bien elaborados al igual que los apocalípticos decorados.
El guion, es inspirador e insólito, además de trabajado al detalle por ser enrevesado e irresistible para el espectador, que se siente absorbido de principio a fin con un argumento apasionante y excepcional que sorprende y enigma acertadamente. Que es llevado a cabo, con una narrativa intrigante y misteriosa, que es muy expresiva e insinuante en su pesimismo y desesperanza. Y destacando también, un montaje con flash-back en sueños misteriosos y que solo se explican al final, y con estupendos saltos en el tiempo que muestran distintas épocas de modo creativo y abstracto.
En definitiva, la considero una obra insustituible e imperecedera en la ciencia ficción e intriga y en las películas de culto, la cual entretiene y apasiona a los amantes del género y de las obras embrolladas con finales abierto a opiniones. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, montajes, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que convierten a 12 monos, en un film necesario, distinto y magistralmente llevado, dejando una enorme sensación de clásico adelantado a su época para gran parte de los cinéfilos.