Película producida por Steven Spielberg y Clint Eastwood, y dirigida por Eastwood sobre su particular visión de la crudeza de la batalla de Iwo Jima, la crucial batalla que le abrió de par en par a los EE UU las puertas del Imperio japonés y la primera que se libró sobre suelo nipón, isla que defendieron hasta el último hombre incluso suicidándose para no caer en manos del enemigo amparados en una montaña a la que habían horadado desde sus cimientos para protegerse de los continuos bombardeos de la marina y repeler a los marines estadounidenses.

Visión peculiar de Eastwood que realza con su música y con la historia del famoso monumento a los marines, la historia de las dos banderas, la original que fue bajada como recuerdo personal de un oficial, y la que izaron en su lugar, donde sí participaron los tres "héroes" sobre los que gira la historia, tres muchachos estadounidenses a los que sacaron del infierno de la guerra del Pacífico para vender bonos de guerra para financiarse.

Emotiva, hasta cierto punto histórica, narrada con esa maestría que destila el bueno de Clint, sin prisa pero sin pausa, con algunas de las mejores escenas bélicas jamás rodadas. Mentiras al pueblo americano que fueron directas a las almas de los padres de los marines que sí perdieron la vida en defensa de su país, pero como dice Eastwood, sobre todo en defensa de sus amigos, con los que lucharon por aquel peñasco donde reposan las placas de los cayeron en aquella épica batalla, una de las más sangrientas de la guerra.

Me pongo directamente a ver la versión japonesa de aquella batalla, rodada en versión original subtitulada, "Cartas desde Iwo Jima".

Notable, 7.