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Voto de Jackie Daytona:
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Drama. Fantástico. Terror
Una remota y misteriosa isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano farero Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complicarán cuando surjan conflictos por jerarquías de poder entre ambos. (FILMAFFINITY)
9 de enero de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un viejo farero y su nuevo y joven ayudante se ven obligados a convivir durante cuatro semanas, aislados en una pequeña isla.
Rogert Eggers, como ya demostró con “La Bruja”, es un cineasta empeñado en alejarse de los parámetros comerciales y realizar películas personales, de autor. En “El faro”, apoyándose en el blanco y negro y en el formato 1.19:1, logra fabricar una atmósfera opresiva, claustrofóbica, por la que desfilan dos actores en estado de gracia: Robert Pattinson, quien demuestra que merece que le tomen en serio, y Willem Dafoe, que compone un personaje memorable, mitad capitán Ahab, mitad Popeye el marino.
La cámara, con leves y precisos movimientos, constata el devenir de estos hombres atrapados, acosados por la soledad. Esas comidas y borracheras cada vez más delirantes; esas conversaciones expresadas en un inglés extrañísimo; ese clima enrarecido, enajenado; esas notas de humor negro; ese aroma a salitre del que resulta difícil desasirse; las terribles tormentas; el conjunto de desagradables alusiones sexuales; la paranoia y las alucinaciones; el terror que se intuye en lo alto del faro, junto a la luz cegadora: todo contribuye a erigir un film único del que se desprenden infinitas lecturas.
Si entras en la historia, no podrás quitártela de la cabeza.
Rogert Eggers, como ya demostró con “La Bruja”, es un cineasta empeñado en alejarse de los parámetros comerciales y realizar películas personales, de autor. En “El faro”, apoyándose en el blanco y negro y en el formato 1.19:1, logra fabricar una atmósfera opresiva, claustrofóbica, por la que desfilan dos actores en estado de gracia: Robert Pattinson, quien demuestra que merece que le tomen en serio, y Willem Dafoe, que compone un personaje memorable, mitad capitán Ahab, mitad Popeye el marino.
La cámara, con leves y precisos movimientos, constata el devenir de estos hombres atrapados, acosados por la soledad. Esas comidas y borracheras cada vez más delirantes; esas conversaciones expresadas en un inglés extrañísimo; ese clima enrarecido, enajenado; esas notas de humor negro; ese aroma a salitre del que resulta difícil desasirse; las terribles tormentas; el conjunto de desagradables alusiones sexuales; la paranoia y las alucinaciones; el terror que se intuye en lo alto del faro, junto a la luz cegadora: todo contribuye a erigir un film único del que se desprenden infinitas lecturas.
Si entras en la historia, no podrás quitártela de la cabeza.