JJ Abrams lleva a cabo su “Expediente X” particular con esta más que apreciable serie, formalmente alejada del universo de “Perdidos”. Aquí seguimos las andanzas de un peculiar equipo de investigadores: la agente del FBI Olivia Dunham, el científico esquizoide Walter Bishop y su hijo Peter, en pos de la solución a casos aparentemente sobrenaturales, pero que en realidad derivan de ciertos experimentos científicos relacionados con investigaciones de Bishop en el pasado, antes de volverse majara.

Ciertamente sigue los patrones típicos de presentación de enigma, nudo y desenlace, siguiendo a su vez una trama general con la que los casos están más o menos relacionados con una intrigante organización en la sombra, como tantas otras series, pero ello no es impedimento para seguir con interés las andanzas del trío calavera de JJ. La producción es espectacular y los guiones resultan sorprendentes, mucho mejor hilvanados de lo que parece en un principio, tal y como se desvela en su final de temporada, que es cuando la cosa adquiere todo su peso y nos quedamos con cara de lelos.

Tampoco es excesivamente trepidante, sino que se toma su tiempo para crear sus atmósferas y plantear la acción; en cuanto al apartado actoral, pues tenemos a una correctísima Anna Tory, un excepcional a todas luces John Noble, el mejor personaje con diferencia gracias a sus estrambóticas chifladuras, amén de su constante uso y abuso de sustancias alucinógenas de cosecha propia, que le propician hilarantes diálogos ("-Acabo de tener una erección. Oh, no, no se preocupe, agente Dunham, no es por usted. Creo que tengo ganas de orinar-"), pero, eso sí, un Joshua Jackson ojeroso con cara de empalmar farras de after con rodajes, que es la decisión más discutible del elenco, quedando en evidencia sus limitaciones interpretativas sobre todo cuando comparte plano con su brillante progenitor.

Tiene una elegante puesta en escena, aderezada con puntazos de cine fantástico, momentos auténticamente gore (ver al respecto el inicio del 1º episodio en el avión) y un desarrollo que mejora conforme pasan los capítulos, que si gustamos de precedentes tipo "La dimensión desconocida", “Doctor Who” y la mencionada "Expediente X", disfrutaremos plenamente. Y es que hay de todo y más: inquietantes observadores interdimensionales adictos a los jalapeños, bombas humanas cristalizadas, infectos virus de desproporcionadas magnitudes, monstruos híbridos de laboratorio, combustiones espontáneas, máquinas de control mental y toda clase de parrandeadas insensateces, a cada cual más alucinante y esperpéntica que la anterior.

(Acaba en spoiler por falta de espacio)