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México México · México Distrito Federal
Voto de Coleccionista Visual:
7
Thriller. Drama Un joven ciclista muere atropellado por un automóvil. El culpable huye sin dejar rastro. Pero el padre de la víctima, con el apoyo de los medios de comunicación, exige que se encuentre al responsable y se haga justicia. Una serie de hechos fortuitos y unos magistrados contaminados por la opinión pública harán que un hombre inocente se siente en el banquillo de los acusados. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los actos inmorales de algunos tienen alcances inimaginables, evadir o ignorar las responsabilidades puede ser la solución instantánea a hechos desafortunados para quien resulta afectado, y aun más cuando hay inculpados a los que se les quebranta la vida cotidiana. El remordimiento perdura, pese a todo es más fuerte el instinto de protección y el resguardo propio o de alguien cercano, del cual se tiene siempre la expectativa de un futuro prometedor, sin importar las consecuencias que traiga a terceros.

Y como el destino no tiene retorno, cuestiona a individuos y familias como estructura social primaria, acerca de la honestidad, el valor y la culpa, ante un hecho que la opinión pública señala y juzga. La sociedad exige culpables y cegada de lo que llama justicia, condena con elementos que no ofrecen seguridad, condenando a inocentes y quebrantándoles toda oportunidad que se busca día con día.

La contundencia de la historia se puede ver tras iniciado el filme; lo cotidiano obtiene notabilidad por el planteamiento, la dirección e interpretaciones, mas la estructura lineal hace que por momentos se torne repetitiva; la edición o montaje es limitada y es apartada del juego de convenciones, recurso que otros directores emplean a su favor para lograr películas para la posteridad.

Esta película es el ejemplar de la inmoralidad que muchos ejercen sin reservas, por preservar la estabilidad. Ello me recuerda que en algún trabajo en el cual estuve algunos meses, un error que representaba perdidas por algunos miles de pesos, la jefa inmediata no dudo en emplear la frase: “Lo importante no es tener la culpa, sino a quien echarla” y buscar al posible culpable en la empresa con la que se trabajaba a la par en el mismo proyecto. Dada la experiencia, comprendí que el valor de la honestidad es más escaso de lo que se piensa, para ese momento ella tampoco calculó los alcances de su comentario, y al poco tiempo decidí buscar un nuevo empleo.
Coleccionista Visual
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