Arrancamos la esperada cuarta temporada de 'Black Mirror' con un curioso capítulo a medio camino entre una aventura futurista digna de 'Star Trek' y su, como siempre, componente tecnológico que hará que nos pregunte hacia dónde vamos encaminados como seres humanos.

¿Y si fuésemos, algo así como un Dios? ¿Y si pudiésemos tener un mundo para nosotros en el que pudiésemos hacer lo que nos venga en gana? No solo eso, ahora vayamos un poco más lejos: ¿Y si encima pudiésemos tener una copia de esas personas que nos caen bien/mal/fatal/regular allí dentro para hacerles alguna que otra putada?

En el 'US Callister' (en el que, encima, Netflix se permite hacerse una autorreferencia) se plantean todas estas preguntas mientras viajamos al interior del mundo de fantasía creado por Daly, un hombre negado para las relaciones sociales en el mundo real, pero un auténtico líder de la Flota Espacial.

Con un metraje un tanto alargado, Charlie Brooker consigue un capítulo animado, divertido y bastante entretenido que, si bien es cierto, ahonda poco en las respuestas a todas esas preguntas, funciona mejor como divertimento que de paso a capítulos mejores.

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