Muy notable película de aventuras del antaño especialista Kevin Reynolds, a quien no siempre (o casi nunca) ha acompañado el éxito comercial pero que filma con una solvencia y elegancia merecedoras de más respeto.
Aquí ya solo con el apabullante atractivo visual de la Isla de Pascua como localización de rodaje ya tiene la mitad de la película hecha, pero es que además Rapa Nui es una cinta que se pasa en un suspiro, entretiene y maneja bien las emociones. No se trata de que sea original o de que su guión sea de Oscar (va a ser que no, ninguna de las dos cosas... más bien al contrario), sino de que la propuesta funciona porque cuenta una bella historia, lanza un mensaje ecologista, hay historia de amor prohibido, buenos, malos... es decir, nada nuevo bajo el sol pero la fórmula funciona como la esencia más pura del cine comercial. Todo ello enmarcado, como decíamos, por la incomparable belleza natural de Pascua y sus Moai, aquí protagonistas de una de las historias más viejas del mundo, que es la de los oprimidos que un buen día deciden revelarse contra sus opresores. Hay una cantidad de violencia considerablemente mayor a la esperada y la película está bien actuada por parte de Esai Morales, que tiene a su cargo el mejor y más complejo personaje de la película. Jason Scott Lee, físicamente superdotado para la acción, pone las mismas caras que en El Libro de la Selva, pero tampoco se le exigía mucho más, y Sandrine Holt pasa bastante desapercibida, aunque no es menos cierto que su personaje es bastante florero.
En definitiva, una muy buena película para pasar un rato entretenido y emocionante y a la vez conocer un poquito mejor las leyendas de ese lugar mágico que es la Isla de Pascua.

Lo mejor: El marco natural en que está rodada y cómo se aprovecha en la película.
Lo peor: Los personajes son estereotipos nada trabajados.