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Voto de Chris Jiménez:
8
Intriga. Acción. Drama Brian era un niño cuando vio morir a su padre en acto de servicio durante un incendio. Veinte años después, tiene que someterse a un duro periodo de pruebas en la compañía que manda su exigente hermano Stephen, para ser bombero en Chicago. Superado el escollo, su trabajo consistirá en investigar incendios para descubrir si han sido provocados. Mientras un pirómano se dedica a provocar incendios, los dos hermanos intentan superar las ... [+]
26 de abril de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Es un ser vivo. Respira, come...y odia. La única manera de vencerlo es pensar como él […]. El fuego se adueña de compañeros nuestros y les obliga a luchar a su modo...pero si realmente quieres matarlo tienes que amarlo un poco...".
Ese es el tema central: el fuego. El fuego está por todas partes y te atrapa del mismo modo que a los protagonistas de este emocionante drama salpicado de intriga y grandes dosis de acción.

Casi todo lo que ha hecho el sr. Ron Howard como director es un descubrimiento interesante, y "Llamaradas" no es una excepción, por supuesto; un exitazo en su momento que recaudó en taquilla más del doble de lo invertido hoy pasa por ser una de las películas más injustamente olvidadas, e incluso defenestradas en ocasiones. Será porque me la vi a los 13 años, me quedé sorprendido y desde entonces le he tenido un cariño especial; un film como éste gusta más con el paso del tiempo a los que lo descubrieron de pequeños o preadolescentes.
La idea de entrar en el mundo de los bomberos y su lucha constante contra el fuego le surgió al guionista Gregory Widen, responsable de la épica "Los Inmortales", recordando precisamente sus años de bombero en el Sur de California antes de moverse al negocio del cine. Howard, que terminó los '80 aproximándose a la fantasía con "Willow" y a la comedia con "Dulce Hogar...¡a Veces!", se mantuvo en paréntesis hasta que decidió probar con el intenso drama, acción y aventura que tanto le suscitó "Llamaradas".

Brian McCaffrey creció entre bomberos, y su padre Dennis era uno de los mejores, pero verle morir en una explosión de pequeño le dejó una huella imborrable. Veinte años más tarde, y tras desempeñar multitud de trabajos, decide hacer frente a sus demonios obedeciendo la tradición familiar, y así termina en la Compañía 17, la más dura de Chicago, casualmente donde está su hermano mayor Stephen, con el que no mantiene una relación demasiado satisfactoria.
Mientras ambos intentan superar sus diferencias y su tormentoso pasado, una serie de asesinatos camuflados de incendios accidentales se extiende por la ciudad, lo que lleva de cabeza al corrupto concejal Swayzak y al investigador Rimgale; las continuas peleas con su hermano y la presión del oficio obligan a Brian a dejar el cuerpo aceptando así el empleo de ayudante de Rimgale que le habían ofrecido con anterioridad. El reloj corre en contra de los McCaffrey: Brian hará por averiguar quién es el responsable de los catastróficos incendios al tiempo que Stephen, junto con su equipo, se deja la piel sofocándolos.

A pesar de disfrazar sus películas con historias de múltiples géneros, Howard siempre hace hincapié en un aspecto fundamental: el humano. "Llamaradas" mezcla de forma inteligente el cine de acción más palomitero con el "thriller", añadiendo algunas gotas de romance y humor, pero profundiza, sobre todo, en la vida y relación de esos dos hermanos unidos por sangre y tradición aunque separados por grandes diferencias, lo que es el motor de la trama y la motivación principal para que ésta avance.
Al comienzo del film adivinamos que éste va a ser tan emocionante como dramático, y, por qué no, espectacular. Pasada una hora en la que acompañamos a esos esforzados hombres luchando contra el fuego y defendiendo a rajatabla un estricto código de honor basado en la confianza y el apoyo, la historia pega un giro y se mete en los terrenos del "thriller", cuando Brian hace equipo con Donald intentando coger al culpable de los asesinatos, incluso se repite un cliché del género (quizá heredado de "El Silencio de los Corderos", estrenada un año antes): se cometen brutales asesinatos, hay un psicópata experto en ellos (Bartel), con lo que el prota acudirá a él para encontrar la pista clave. Bastante previsible.

Quitando ese detalle y alguna que otra manida situación, "Llamaradas" es todo un espectáculo, contando con un despliegue de medios y un trabajo de efectos especiales brutal. De hecho hay momentos en los que casi puedes sentir la amenaza del fuego. Howard dirige con nervio y sentido de la tensión, a lo Tony Scott. La pareja protagonista está muy bien encarnada por Kurt Russell, en uno de sus pocos papeles serios (que da vida a Stephen y a su padre Dennis, por cierto), y William Baldwin, que pasea a gusto su chulería y alardes de guaperas.
Luego encontramos a grandes actores, puede que en papeles un tanto estereotipados, como el siempre eficiente Scott Glenn, J.T. Walsh o las bellezas de Jennifer Jason Leigh y Rebecca DeMornay; los mejores son los veteranos Robert DeNiro y Donald Sutherland, quienes nos honran con un intenso duelo interpretativo. Poseedora de grandes y emocionantes secuencias que unidas a la banda sonora de Hans Zimmer resultan de lo más memorables.

Repudiada hoy día por una razón que no comprendo, la verdad, porque para mí, "Llamaradas" seguirá siendo de mis películas favoritas.
Comparada con ella, "Brigada 49" es una cursilada de sesión de multicine.
Chris Jiménez
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