Joe Buck, es un joven texano que ha llegado a la conclusión de que su aspecto físico es lo bastante atractivo para las mujeres… y ahora llega a New York, dispuesto a forrarse en dinero consiguiendo que las féminas le paguen por su compañía. Por su parte, Enrico Salvatore Ritzo, más conocido como “Ratso”, es un vagabundo que, enfermo y con una cojera permanente, vive del raponazo y otras artimañas, mientras sueña con ir a Florida donde anhela convertirse en un hombre de sociedad.

Pero la realidad no es fácil de domeñar para ninguno de los dos… y pronto, Joe y Rico (así prefiere En-rico que lo llamen, porque, por su ascendencia italiana, bien que sabe lo que esta palabra significa), sentirán que están más cercanos el uno del otro de lo que en principio pareciera. Se inicia, así, una sentida amistad, y mientras juntos luchan por salir avante en la existencia cotidiana, un ambiente turbio, excluyente y desencantado, va teniendo lugar hasta demostrarles que no es ningún paraíso el llamado “american dream” y que, para la gente como ellos, la reinserción social es bastante complicada.

Basado en la novela, “Midnight Cowboy” (1965), de James Leo Herlihy, Waldo Salt ha escrito otro magnífico guion que revela la otra cara de una sociedad que, por muchos años, se había esmerado por sostener su imagen turística y su apariencia de “tierra de las oportunidades”, no siendo esto así ni para todos sus nacionales ni para los miles de inmigrantes que año tras año cruzan la frontera.

Por este planteamiento, y con el argumento de que era “demasiado explícita en sus escenas sexuales” (¡!), <<COWBOY DE MEDIANOCHE>>, fue clasificada X en el momento de su estreno, convirtiéndose, luego, en la primera película con esta clasificación, en ser galardonada con el premio Oscar. Después, con algunos minutos menos, se la ubicó en la clasificación R… pero ahora ya nadie se escandaliza con lo mostrado en esta sentida historia que pretende demostrar que, también los excluidos suelen tener grandes valores humanos.

Los protagonistas, Dustin Hoffman y Jon Voight, resultan muy convincentes y conmovedores en sus respectivos papeles, siendo insólito que, Hoffman, perdiese el Oscar con, John Wayne, quien lo ganó por “True Grit”. Por su parte, la dirección de, John Schlesinger, resulta muy efectiva sirviéndose de la psicodelia, a la Andy Warhol, para establecer una realidad de pesadilla… y también pega en toda la diana con esa objetiva recreación de ese amplio sector social plagado de carencias y de servicios básicos, sirviéndose de una puesta en escena que rememora inevitablemente el neorrealismo italiano y sus imágenes de posguerra, y con unos personajes a los que, contra todo, logramos mirar con respeto y conmiseración.

Título para Latinoamérica: PERDIDOS EN LA NOCHE