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Voto de Luis Guillermo Cardona:
7
Comedia. Drama Durante más de seis años, Simón el estilita ha hecho penitencia manteniéndose en pie sobre una columna. Un devoto muy rico le regala una columna mejor, y Simón realiza el milagro de devolverle las manos a un mutilado. Durante varios días, mientras Simón sigue haciendo penitencia, el diablo se le aparece y trata de hacerlo caer en la tentación. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2009
61 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El hombre sabio sube a la montaña y desde allí contempla a la gente… Luego desciende y convive con la gente”. (Anthony de Mello)

Resulta “casi milagroso” que, en una película que no pudo acabarse, a la que le faltaron numerosas escenas para que Buñuel desembuchara y aclarara todo lo que quería decir, y que concluye con un final forzado y decididamente abrupto, uno pueda encontrar tanta riqueza narrativa y un alegato, en definitiva, coherente.

Los estilitas eran famosos anacoretas que, asumiendo una “total renuncia del mundo”, vivían en lo alto de una columna. Se alimentaban con lechuga y agua que les traían algunos de sus devotos, y llevaban una vida de extraño aislamiento de un mundo al que consideraban pecador. Hubo muchos de ellos, sobre todo en oriente, a lo largo de varios siglos, y uno de los más conocidos fue San Simón, en cuya historia se ha basado Luis Buñuel para demostrar la vana experiencia de un aislamiento al que llaman santidad.

Y así, lo que vemos en este agudo filme, es a un hombre barbudo y sucio, subido a una columna (falo), y rodeado por un simulacro de ring protector, desde el cual lucha, solo, contra las tentaciones del mundo. Tiene un grupo de adeptos que lo proveen de su escaso alimento, y a ellos predica, y con ellos ora cada tanto, para cumplir con su “sagrada misión”. Entre tanto, el diablo, metido en el precioso cuerpo de Silvia Pinal, decide tentarlo, de las más diversas formas, para convencerlo de que no renuncie al mundo.

Nuestro “santo” comete, entonces, varios errores de procedimiento que pueden leerse en su proceso: 1. Al subirse a la columna (quizás para sentirse más cerca del cielo) expuesta al aire libre y a la vista de todos, se muestra superior y con esto denota arrogancia en su pretendida humildad. 2. La columna se convierte en símbolo de un gran falo porque, al negar la sexualidad y reprimirla, ésta se convierte en un poderoso y urgente reclamo difícil de vencer. De ahí las agradables y provocativas visiones que constantemente tiene. San Agustín decía algo así: “Si Dios no juzgara nuestras acciones sino nuestros pensamientos, yo mismo estaría ya condenado”. 3. No se lucha contra el mundo huyendo de él, sino aprendiendo a verlo y a asumirlo de otra manera. La fortaleza se demuestra al tener de frente la ocasión de pecar y conseguir resistirla. En la huida hay, casi siempre, más debilidad que fuerza moral.

Creo que hubiera preferido a Manuel “Loco” Valdez en el rol que hizo Claudio Brook. Pero, Silvia Pinal, me resulta bastante convincente jugando, como la Dietrich, a demostrar que el diablo es una mujer.

La vida se hace plena cuando te mezclas entre la gente. El hombre es un ser sociable, porque es con el otro que se salva o es con el otro que se condena.
Luis Guillermo Cardona
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