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Voto de Natxo Borràs:
6
Aventuras. Bélico. Romance El guerrero mongol Temujin debe luchar contra un clan rival que ha asesinado a su padre. Pero Temujin vive dominado por otras preocupaciones: su vida familiar se puede ver amenazada por su deseo de conquistar el corazón de una prisionera tártara, la pelirroja Borte, que fue capturada en un acto de pillaje. También debe hacer frente a varias intrigas palaciegas. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2010
45 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando los tártaros y los merkitas liderados por Kumlek (Ted de Corsia) y Targutai (Leslie Bradley) creen haber reducido a los mongoles a un pequeño vestigio, no imaginan la sorpresa que les aguarda por el odio que siente hacia ellos un cazador llamado Temujin (John Wayne), futuro Gengis Kahn o Guerrero Perfecto. En una emboscada Temujin asesina a Targutai y secuestra a su prometida, la princesa Bortai (Susan Hayward), hija de Kumlek. Empezará así un sinfín de duelos, batallas y traiciones en que se verán también involucrados el hermano de sangre de Temujin, Jamuga (Pedro Armendáriz), el influyente, poderoso pero indeciso Wang Khan (Thomas Gómez) y su infame chamán de la corte (John Hoyt).

El productor Howard Hughes puso todas las esperanzas de llevar ésta empresa en las manos de Dick Powell (Duelo en el Atlántico) en lo que acabó siendo un irrisorio espectáculo que si no fuera por el vestuario se trataría de un “western” en toda regla, ya que los indios de una reserva cercana al rodaje intervinieron como extras caracterizados de mongoles. Y no nos olvidemos de John Wayne, por entonces encasillado actor en papeles de militar o rudo vaquero.

La insensatez de rodar rápido a partir de un guión mal escrito convierten “The Conqueror” en un flaqueado pastiche. Pero lo fatal se produjo en el rodaje de exteriores. Para las localizaciones de las tan inhóspitas estepas de Asia Central no se les ocurrió nada mejor que desplazar todo el equipo al tristemente célebre desierto de Escalante, y a los alrededores del pueblo de St. George (Utah), gérmen en bastantes quilómetros a la redonda de pruebas nucleares con bombas tipo H. Si le sumamos el mal rodaje (repetidas tomas con caídas de caballo a la mar sucias, polvorientas y radioactivas, con un ir y venir desde Hollywood, dónde se rodaban interiores, por exigencias del jefe Hugues) más el dinero derrochado, “El Conquistador de Mongolia” acabóse convirtiendo en el film más maldito de la historia (con permiso de las leyenditas urbanas que corren detrás de cintas como “El Exorcista” o “Poltergeist”). El degoteo constante de coincidencias de muertes por cáncer se cebó con la Hayward, Armendáriz (cometió suicidio al recibir diagnóstico), Moorehead, etc… Aunque algunas no se pudieron probar directamente en relación con la película como la de John Wayne (por adicción al tabaco). Pero lo más curioso es que en el film ambos bandos prometen castigar con "la muerte lenta" a sus enemigos o traidores.

También fue el principio del fin para la RKO, una productora agotada más por los años que por los caprichos de Howard Hughes que siempre confesó sentirse orgulloso de su fracaso.
Natxo Borràs
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