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Voto de Pepe Alfaro:
6
Drama Tras serle diagnosticado un cáncer de mama, Magda, una maestra en paro, reacciona sacando a la superficie toda su energía vital. Gracias a su valentía y optimismo, tanto ella como los suyos vivirán insospechadas escenas de humor y delicada felicidad. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la irregular filmografía del guionista y director vasco Julio Medem (San Sebastián, 1958) la perspectiva femenina ha sido como un faro que alumbra sus historias desde el propio título: Hola ¿estás sola? (1995), Lucía y el sexo (2001), Caótica Ana (2007); la escasa repercusión de esta última ha demorado ocho años la llegada a las pantallas de un proyecto como Ma ma, culminado gracias a la implicación total (también como productora) de una estrella de talla internacional como Penélope Cruz, por una parte ha favorecido que la película se haya vendido por todo el mundo, y por otra refleja al tiempo la cara y la cruz, la belleza y la supeditación de una historia que transcurre entre el precipicio del folletín y el barranco de la artificio.
El forzado equilibrio lo soporta por sí mismo el maravilloso rostro de Penélope, que ofrece al espectador un amplísimo inventario de expresiones a través de innumerables primeros planos que encandilan por igual a la cámara y al espectador, ya sea con el pelo largo o corto, con peluca o rapada. A partir de aquí es difícil sustraerse al drama de una mujer condenada por un cáncer terminal, es imposible no empatizar con esa madre que tiene los días contados, y donde más se agradece no acercar la historia a la vertiente folletinesca. Otra cuestión es valorar el acierto del director en la utilización continúa de los saltos narrativos mediante un montaje que juega a combinar los sueños con la realidad utilizando un recurso no exento de una artificiosidad, que funciona solo parcialmente.
En Ma ma hay escenas de creíble tensión dramática, cuando el exmarido (excelente como siempre Alex Brendemühl) le pide perdón en presencia de su nueva pareja (el siempre solvente Luis Tosar), junto a otras inexcusables como el breve epílogo final que reúne al médico (profesional implicado hasta límites increíbles con su paciente), el marido y los dos hijos, y que supone un pegote cuyo único objetivo es buscar un “happy end” imposible para una historia que debería haber terminado en el impactante fundido a blanco inmediatamente anterior.
En resumen, una obra a mayor gloria de Penélope Cruz, que nos regala una magnífica colección de postales con su perfil fotografiado mejor que nunca por Kiko de la Rica, cuyo triste (solo metafórico) retrato se nos sirve suavemente, casi imperceptible, punteado por las notas (¡y los silencios!) compuestos por el gran Alberto Iglesias. Entre los satélites que giran alrededor de la estrella es preciso destacar la notable presencia del joven actor de raíces conquenses (es hijo de la actriz, guionista y directora Natalia Mateo) Teo Planell, que tras interpretar un papel importante en la comedia La gran familia española (Daniel Sánchez Arévalo, 2013) ya está preparando el salto a la cabecera de los repartos con un papel protagonista en la secuela Zipi y Zape en la Isla del Capitán, que se estrenará el próximo año. Además, según parece, para la película de Medem también fue seleccionado por sus habilidades futbolísticas, de las que ofrece un par de demostraciones, a no ser que sean puros efectos especiales (como ocurre con el pecho extirpado de Pé).
Pepe Alfaro
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