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Voto de TOM REGAN:
10
2015
Sam Esmail (Creador), Sam Esmail ...
7,4
26.877
Serie de TV. Thriller. Drama
Serie de TV (2015-2019). 4 temporadas. 46 episodios. Elliot Alderson es un joven y brillante programador con problemas para las relaciones sociales que durante el día trabaja como técnico de ciberseguridad de una importante empresa informática y por la noche es un desinteresado justiciero cibernético, que se verá envuelto en una oscura trama. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
03/03(05/01/20) Apasionante serie creada por un tocado por las musas Sam Esmail. Hace pocos días termine de ver su 45º y último episodio de cuatro temporadas que arranco allá por el 2015 (24 de junio), y terminó a finales del 2019 (22 de diciembre), he tenido que pasar varios días para macerar todas las sensaciones me ha producido todo su laberíntico argumento, oda fascinante embebida de Kubrick, David Lynch, David Fincher, u Orson Welles, diamante por reivindicar, no es una obra recomendable a todos los paladares, pero los que sepan apreciar el tsunami de capas y subcapas con que el creador inunda este maná de brillantez, conjuga con magnificencia lo macro de su propuesta de un Robin Hood moderno luchando contra los grandes lobbies-corporaciones que lo manejan todo (crítica a los que provocaron la Crisis Económica Global de 2008; "Son bárbaros con trajes de diez mil dólares", dice un personaje), con lo micro, exploración de un joven enfermo mental y alienado, y drama familiar que sufre el protagonista, ello en una miscelánea subyugante. Montaña rusa de emociones me atrapan de principio a fin, hace de la confusión la marca constante. El hilo argumental "hacker subversivo antisistema" (con remanencias actuales a Snowden o Assange) es el McGuffin para un relato de complejidad y hondura psicológica rara veces visto en la televisión. Esmail hace de cada temporada una etapa indisoluble y necesaria para este rompecabezas, una odisea existencial donde los guiones del creador juegan con el espectador, la sacuden de un lado al otro, y al final no sabe realmente de quien fiarse. Esmail maneja sinfín de recursos estilísticos y estéticos, desde rupturas de la cuarta pared, hasta turbadoras composiciones de fondo de campo, música ominosa, deviniendo en serie perturbadoramente cautivadora, va regando de dosis malsana los fotogramas. Esmail hace que el espectador se involucre ante los dilemas morales a los que es sometido el ambiguo protagonista, deja elipsis en la trama hacen el visionador deba rellenarlas, con lo que es tomado este por inteligente y no ser pasivo al que se lo den todo masticado. Tras el escaparate de apasionante thriller cibernético donde el ‘héroe” aspira a algo tan mundano como salvar el mundo, acabar con los siniestros que nos gobiernan en sombras, para redistribuir riquezas pero tras esto se haya una narración que introspecciona el alma humana hasta llevarnos los difusos límites de la cordura, donde lo real y lo onírico resultan imperceptibles. Serie que puede provocarnos la paranoia de vernos en un mundo global donde nuestra privacidad está en riesgo permanente, todas nuestras acciones en la Red (contactos, compras, ideas, manifestaciones,…), todo deja un rastro en las nuevas tecnologías por el que nuestra vida íntima tiene muchas grietas. Según el mismo ha contado, la idea nació para ser un largometraje, pero las múltiples bifurcaciones de la complicada trama le convencieron de que funcionaría mejor en formato seriado. Las máscaras de Guy Fawkes, popularizadas a través del film película de 2005 V for Vendetta, ha sido utilizada por el grupo de hacktivistas de la vida real Anonymous y es un símbolo mundial de protesta hoy.
La primera temporada sienta bases de un thriller apasionante, abre varias subtramas, presentándose a personajes ricos en matices, disfuncionales, singulares, imperfectos, con situaciones maravillosamente trenzadas para ir contorneando a los caracteres, y al final dejándote impactado con un giro brillante que entronca con un clásico de principio de SXXI que no quiero nombrar para no spoilear, y el que la haya visto sabrá de que le hablo;…
La segunda temporada sigue elevando el tono, sigue retorciéndose, con elipsis inquietantes, sumándose personajes nuevos (Irving/Bobby Cannavale, Leon/ Joey Bada $$ [genial sus referencias a “Seinfeld”, “El coche fantástico” o “Frasier”], Dom/Grace Gummer, Ray/Craig Robinson,…) que realzan este homérico mosaico, reflexionando esta temporada sobre si los humanos queremos ser salvados, o si a veces es peor el remedio que la enfermedad. Se sigue indagando en la convulsa mente de Elliot ahora teniendo que lidiar de modo áspero con las consecuencias del final de la temporada primera. Ahora Elliot mantiene unas rutinas-bucle extrañas, intentando recuperar el control de su vida. Se hace con recursos mordaces, como ese episodio parodia negra de sit-com, otro episodio donde los efectos de las drogas crean un caos. Las subtramas se polarizan en este segundo año, haciendo más rico los subtextos, ya no es el protagonista único Elliot. Entrelazando los sucesos con la alta política (hay montajes [ficticios] de discursos del presidente Obama y del director de la CIA Leon Panetta). Hasta desembocar en otro final sublime que da un enfoque diferente a todo lo visto hasta entonces. Elliot deja esta frase rompiendo la cuarta pared: "Cómo me quito una máscara cuando deja de ser una máscara... cuando es tan parte de mí como yo?". Ello indagando en la mentalidad anticapitalista y antisistema, y todo filtrado por la inestable cabeza de Elliot. Para el recuerdo el mordaz "eps2.4_m4ster-s1ave.aes", parodia bufa dela sit-com ALF;…
…En la tercera todo se polariza en situaciones indagan aún más en la psique convulsa del protagonista, y a la vez arremete contra nuestra hedonista sociedad, con puyas políticas incisivas (referencia punzante a la aparición de Donald Trump). Esmail deja maravillas como el quinto episodio “eps3.4_runtime-error.r00”, filmado en una sola toma (plano secuencia falso), trepidante capítulo en que seguimos el caos en la sede E Corp que manifestantes antisistema intentan tomar, filmado con maestría sibarita, provocándonos la inmersión en el lugar. El 8 es otro maravilloso, el "eps3.7_dont-delete-me.ko", deleite rezuma nostalgia, especie de revisión del clásico capriano “Que bello es vivir”, donde Elliot siente tentaciones suicidas cuando se encuentra con un niño que lo retrotrae a su infancia, sensacional;... (sigo en spoiler)
La primera temporada sienta bases de un thriller apasionante, abre varias subtramas, presentándose a personajes ricos en matices, disfuncionales, singulares, imperfectos, con situaciones maravillosamente trenzadas para ir contorneando a los caracteres, y al final dejándote impactado con un giro brillante que entronca con un clásico de principio de SXXI que no quiero nombrar para no spoilear, y el que la haya visto sabrá de que le hablo;…
La segunda temporada sigue elevando el tono, sigue retorciéndose, con elipsis inquietantes, sumándose personajes nuevos (Irving/Bobby Cannavale, Leon/ Joey Bada $$ [genial sus referencias a “Seinfeld”, “El coche fantástico” o “Frasier”], Dom/Grace Gummer, Ray/Craig Robinson,…) que realzan este homérico mosaico, reflexionando esta temporada sobre si los humanos queremos ser salvados, o si a veces es peor el remedio que la enfermedad. Se sigue indagando en la convulsa mente de Elliot ahora teniendo que lidiar de modo áspero con las consecuencias del final de la temporada primera. Ahora Elliot mantiene unas rutinas-bucle extrañas, intentando recuperar el control de su vida. Se hace con recursos mordaces, como ese episodio parodia negra de sit-com, otro episodio donde los efectos de las drogas crean un caos. Las subtramas se polarizan en este segundo año, haciendo más rico los subtextos, ya no es el protagonista único Elliot. Entrelazando los sucesos con la alta política (hay montajes [ficticios] de discursos del presidente Obama y del director de la CIA Leon Panetta). Hasta desembocar en otro final sublime que da un enfoque diferente a todo lo visto hasta entonces. Elliot deja esta frase rompiendo la cuarta pared: "Cómo me quito una máscara cuando deja de ser una máscara... cuando es tan parte de mí como yo?". Ello indagando en la mentalidad anticapitalista y antisistema, y todo filtrado por la inestable cabeza de Elliot. Para el recuerdo el mordaz "eps2.4_m4ster-s1ave.aes", parodia bufa dela sit-com ALF;…
…En la tercera todo se polariza en situaciones indagan aún más en la psique convulsa del protagonista, y a la vez arremete contra nuestra hedonista sociedad, con puyas políticas incisivas (referencia punzante a la aparición de Donald Trump). Esmail deja maravillas como el quinto episodio “eps3.4_runtime-error.r00”, filmado en una sola toma (plano secuencia falso), trepidante capítulo en que seguimos el caos en la sede E Corp que manifestantes antisistema intentan tomar, filmado con maestría sibarita, provocándonos la inmersión en el lugar. El 8 es otro maravilloso, el "eps3.7_dont-delete-me.ko", deleite rezuma nostalgia, especie de revisión del clásico capriano “Que bello es vivir”, donde Elliot siente tentaciones suicidas cuando se encuentra con un niño que lo retrotrae a su infancia, sensacional;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…La cuarta y última temporada es un colofón epopéyico, cerrando con inteligencia y profundidad psicológica esta odisea existencialista de Elliot. Un cierre embebido del surrealismo mágico propio de un alumno aventajado del Kubrick de “2.001”. Todo se cierra y a la vez todo queda abierto en un desarrollo subyugante, con capítulos que rozan la excelencia (como el de la muerte de Tyrel, Antológico), o como el decisivo séptimo, "Se requiere autenticación de proxy 407", donde se rebela por qué Elliot saltó por la ventana, desgarrador, algo que da un giro devastador a todo lo visto hasta entonces. O el trémulo episodio en que se dedica a la relación entre Darlene y Dom que termina en el aeropuerto. Pewro cuando creías que ya no podía sorprenderte más llegan los dos últimos capítulos, que parecen inspirados en el más juguetón Charlie Kaufman (“Como ser John Malkovich” o “Olvídate de mí”), que también se convierte en un homenaje a muchos de los personajes desaparecidos, para desembocar en un final que no dejará indiferente a nadie, donde se hace una clara referencia visual al también final de la mencionada “2.001”. Y acaba dejándote una sensación extraña de haber asistido a una obra cumbre de la televisión, y a la vez dejarme huérfano de un referente catódico arrollador.
Rami Malek con su hacker Elliot ha creado un icono televisivo, ese tipo lacónico ataviado con una sudadera con capucha negra distintiva, cuando se la cierra es como si un súper poder le asistiera. Su actuación resulta carismática, imprime todo un arco de desarrollo prodigioso, desde su estado al borde del abismo, pasando por la ira, la frustración, el sentimiento de culpa, la desorientación, y más, todo un carrusel emocional en su portentosa expresividad, teniendo enorme química con Slater y con Carly Chaikin; Christian Slater resulta excelente en su rol de acompañamiento extraño; Carly Chaikin como Darlene, es todo un descubrimiento, derrochando una gran vitalidad y carácter; Portia Doubleday como Angela Moss es otro gran descubrimiento, una interpretación con un desarrollo sensacional; El sueco Martin Wallström como Tyrell Wellick resulta una presencia perturbadora, un rol singular de los que te hace estremecer en su comportamiento, teniendo un final de un lirismo exacerbado; La danesa Stephanie Corneliussen como Joanna Wellick resulta embriagadora en su belleza cuasi-etérea, especie de Herman de Angelina Jolie, teniendo una química malsana con Wallström, formando un matrimonio inquietante; Bobby Cannavale resulta muy divertido en su rol de asesino flemático, de apariencia mundana; Grace Gummer como la agente del FBI involucrada sentimentalmente en los hechos da muestra de que los la actuación la lleva en la sangre (es hija de Meryl Streep); BD Wong está brillante en su rol de villano disfuncional, con elegancia, mordacidad con seguridad en lo que hace, un excelente manipulador que gusta de travestirse.
Puesta en escena magistral en su sentido de introducirnos en la efervescente mentalidad de Elliot Alderson, desde los escenarios contrastando emociones, desde lo reducido del apartamento del protagonista, casi siempre en penumbra, o las amplias, luminosas y blancas oficinas donde trabaja, donde la cinematografía juega a ser un personaje más, con inquietantes profundidades de campo, con quirúrgicos primeros planos que casi entran el cerebro, jugando con los cromatismos de modo punzante; A lo que se suma una manejo neurálgico de la música de Mac Quayle (“American Crime Story” o “The Politician”), con profusión de melodías techno.
Spoiler:
Al final se rebela que lo macro del objetivo de Elliot de salvar al mundo, no era más que un reflejo de un anhelo de su mente convulsa, en realidad siempre hemos estado dentro de ese cerebro inestable y perturbado.
Una de las cumbres épicas de la televisión. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/02/mr.html
Rami Malek con su hacker Elliot ha creado un icono televisivo, ese tipo lacónico ataviado con una sudadera con capucha negra distintiva, cuando se la cierra es como si un súper poder le asistiera. Su actuación resulta carismática, imprime todo un arco de desarrollo prodigioso, desde su estado al borde del abismo, pasando por la ira, la frustración, el sentimiento de culpa, la desorientación, y más, todo un carrusel emocional en su portentosa expresividad, teniendo enorme química con Slater y con Carly Chaikin; Christian Slater resulta excelente en su rol de acompañamiento extraño; Carly Chaikin como Darlene, es todo un descubrimiento, derrochando una gran vitalidad y carácter; Portia Doubleday como Angela Moss es otro gran descubrimiento, una interpretación con un desarrollo sensacional; El sueco Martin Wallström como Tyrell Wellick resulta una presencia perturbadora, un rol singular de los que te hace estremecer en su comportamiento, teniendo un final de un lirismo exacerbado; La danesa Stephanie Corneliussen como Joanna Wellick resulta embriagadora en su belleza cuasi-etérea, especie de Herman de Angelina Jolie, teniendo una química malsana con Wallström, formando un matrimonio inquietante; Bobby Cannavale resulta muy divertido en su rol de asesino flemático, de apariencia mundana; Grace Gummer como la agente del FBI involucrada sentimentalmente en los hechos da muestra de que los la actuación la lleva en la sangre (es hija de Meryl Streep); BD Wong está brillante en su rol de villano disfuncional, con elegancia, mordacidad con seguridad en lo que hace, un excelente manipulador que gusta de travestirse.
Puesta en escena magistral en su sentido de introducirnos en la efervescente mentalidad de Elliot Alderson, desde los escenarios contrastando emociones, desde lo reducido del apartamento del protagonista, casi siempre en penumbra, o las amplias, luminosas y blancas oficinas donde trabaja, donde la cinematografía juega a ser un personaje más, con inquietantes profundidades de campo, con quirúrgicos primeros planos que casi entran el cerebro, jugando con los cromatismos de modo punzante; A lo que se suma una manejo neurálgico de la música de Mac Quayle (“American Crime Story” o “The Politician”), con profusión de melodías techno.
Spoiler:
Al final se rebela que lo macro del objetivo de Elliot de salvar al mundo, no era más que un reflejo de un anhelo de su mente convulsa, en realidad siempre hemos estado dentro de ese cerebro inestable y perturbado.
Una de las cumbres épicas de la televisión. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre la serie ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/02/mr.html