40/05(10/03/14) La HBO nos regala una apasiónante Obra de resonancias que perduraran por siempre en los anales de la historia catódica, intensa serie no apta a todos los paladares por su ritmo sereno y pétreo. Creada y guionizada por Nic Pizzolato (“The Killing”, la serie), enmarca la historia en su estado natal, la bella y mística Louissiana, los 8 capítulos en principio los iba a dirigir Alejandro González Iñarritu, al final los realizó con maestría Cary Joji Fukunaga, en otras series que los directores alternan, aquí el sello del director permanece de principio a fin, ganando en solidez y uniformidad, derivando en una serie que ya es de culto. Aunque es la primera temporada, es autoconclusiva, las siguientes tendrán otros protagonistas y otros argumentos. Fukunaga maneja varias líneas temporales, con una estructura narrativa que discurre con pericia de atrás hacia adelante y de adelante hacia atrás, con el mérito de que nunca te desorientas. Siendo uno de sus imponentes pilares los dos texanos actores protagonistas, Matthew McConaughey y Woody Harrelson, con una química brutal.

Nic Pizzolatto dijo de la serie <Vamos conociendo el caso y la relación entre ellos y cómo cambian, o no, en los años que pasan, está más acerca de los policías que del asesino>, relato que discurre a fuego lento, de magnética densidad, con mordaces dosis de humor, en los primeros capítulos conoceremos a fondo a estos dos agentes complejos a base flashbacks, el relato se va enredando, te va sorprendiendo, te atrapa, te intrigan las muchas preguntas sin respuesta que se desprenden, se edifica una gran empatía con los protagonistas, para en el tercer capítulo empezar a elevarse el ritmo, en un increscendo dramático con picos espectaculares como el instantáneamente Mítico plano-secuencia del final del cuarto episodio, ejemplo de que Fukunaga apunta muy alto, hasta llegar a su cuasi-apocalíptico final, con un conmovedor epílogo (spoiler). El guión abunda en diálogos penetrantes, frases y monólogos profundos henchidos de filosofía existencialista, situaciones turbadoras, cargadas en muchos casos de crudeza, con perturbadores momentos eróticos, como la escena del fornicio “juguetón” entre Martin y Lisa Tragneti (sensual Alexandra Daddario) en el segundo episodio.

Pizzolatto bebe de de reputados creadores como el David Fincher de “Zodiac”, de escritores como Rober W. Chambers del que saca “El Rey Amarillo”, nombre de una serie de relatos breves, también “Carcosa” aparece en su bibliografía, aunque esto fue recogido a su vez del escritor y periodista Ambrose Bierce, asimismo hay ecos a H. P. Lovecraft, una de sus criaturas inventadas, Cthulhu, es la descripción del asesino, y el personaje de Rust es influido por filósofos como el rumano E.M. Cioran y el germano Nietzsche.

Que nadie espere que al ser una “buddy movie” sea frenética, con persecuciones, múltiples tiroteos, peleas, todo esto lo hay pero en pequeñas dosis, acentuando su realismo en todos los casos, aborda con atractivo el desarrollo de personajes, alejándolos del estereotipo simplón, haciendo que nos identifiquemos con ellos al humanizarlos, los hacen tridimensionales, con defectos, grises, con aristas, atormentados, con pareja de polis malavenidos y cuanto más avanza su relación más enfermiza y alienada es, transmitiendo veracidad.

La pareja protagonista rebasa la barrera de lo grande, extraordinaria su compenetración, para apreciar sus sobresalientes actuaciones imprescindible escucharla en versión original, con sus marcados acentos sureños, empezando un Matthew McConaughey glorioso, taciturno, nihilista, obsesivo, inteligente, enigmático, pesimista, misántropo, autodestructivo, marcado por su duro pasado, carismático agente que seduce por su laconismo, su particular forma de ver el mundo, su portentoso manejo de los interrogadores, su formidable lenguaje gestual, su modo de moverse, su arrogancia, su frialdad, su desencanto, la naturalidad que emite cargado de matices, formidables sus frases metafísicas para definir la vida. La serie se llevó a cabo por el empeño personal de Matthew, fue escogido para el rol de Marty pero se pidió acertadamente el de Rust. Woody Harrelson está medio escalón por debajo de Mc, su Marty es menos jugosos, menos filosófico, borda su papel con fuerza, carácter, pasión, visceralidad, sabe mostrar emociones, amor por su esposa pero no puede dejar de estar con otras, expone simpatía, humor, y decaimiento sin caer en la blandenguería. Los dos actores han producido la serie. Los secundarios son un gran apoyo, Michelle Monaghan da vida con ternura honda a la sufrida esposa de Marty. Shea Whigham es Joel Theriot (el hermano de Enoch "Nucky" Thompson en “Boardwalk empire”), un fanático predicador de los que florecen en estos inhóspitos lares, un misterioso religioso, encarnado con devoción. Alexandra Daddario interpreta a la sensual y voluptuosa amante de Marty, desparrama morbo. Lili Simmons es otra de las amantes de Marty (menuda suerte), bellísima y pecaminosamente sexy.

Toca temas como la amistad, el sentido del deber, la obsesión patológica, la alienación, el matrimonio, la infidelidad, la familia, los sentimientos de culpa, la redención, la maldad, el bien, la fe, la ética-moral, ello encuadrado en un entorno que talla a hachazos la personalidad de las gentes que pueblan estos lugares, como he leído aquí se expone lo que se denomina psicogeografía (palabro creado por el galo Guy Debord en 1955), de cómo el microcosmos en que te mueves marca tu forma de ser y comportamiento, por esto toma gran importancia la sobresaliente ambientación, con un magnífico diseño de producción de Alex DiGerlando (“Atrápame si puedes”), son los pantanos, los prados, construcciones en ruinas, decrépitas viviendas en bosques tenebrosos, parajes en semiabandono, carreteras solitarias, personajes oscuros, ultrareligiosos, iglesias de campaña, poblados-burdel de caravanas, bares sureños con música country,… (continua en spoiler sin)