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España España · Torrevieja
Voto de Yerro:
10
Terror. Fantástico. Drama Cuando lo desea, el vampiro Lestat convierte a sus víctimas en vampiros, concediéndoles así el don de la inmortalidad. A finales del siglo XVIII, Lestat convierte en vampiro a Louis de Pointe, un hombre desolado por la pérdida de su esposa y de su pequeña hija. Doscientos años más tarde, a finales del siglo XX, en San Francisco, Louis decide contar su historia, la historia de amor, terror y éxtasis de un vampiro, a un joven reportero, Daniel Malloy. (FILMAFFINITY) [+]
24 de abril de 2008
85 de 113 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué gran año 1994, las musas hicieron bien su trabajo.

Genial e inconmensurable atmósfera la recreada en este filme que hace gala de una genial ambigüedad al provocar terror y repulsión a la par que una fortísima atracción casi hipnótica, que llega al culmen con el personaje de Lestat, seductor donde los haya. Jamás vi en la gran pantalla un personaje que inspirase tanto amor y a la vez tanto odio y todo al mismo tiempo, y eso es cosa de Tom Cruise, sin duda el papel de su carrera. Y es que, hasta la novia pelirroja de spiderman hace el papel de su vida (como prometía esta chica...) interpretando a la perfección a una mujer encerrada en el cuerpo de una niña. Mucha gente no estará de acuerdo conmigo, pero al único al que no veo exprimiendo todo su potencial es a Brad Pitt, hace un gran papel, es cierto, pero me quedo con la sensación de que me podía haber dado mucho más. En cuanto a Banderas, su papel se queda corto, 15 minutos más de película ahondando más en su personaje no hubiesen venido nada mal, sin embargo, en el poco tiempo que le dan, logra transmitir ese sentimiento de soledad e incomprensión mezclado con un poco de locura y obsesión y a la vez cubierto todo de una dulce y finísima capa de amor.

La historia es preciosa y terrorífica, cautivadora y subyugante, pero ante todo seductora, los personajes son lo mejor del filme, y esa forma de moverse, esa parsimonia cargada hasta los topes de elegancia, la sutilidad de sus movimientos... es una paradoja en sí, que tanta pena y tanto dolor creen tantísima atracción, resulta inevitable no moverse al compás de sus palabras destiladas de amor, pero inmersas en la ternura y sazonadas con una niebla tan tétrica y profunda que la convierte en una auténtica obra de seducción.

Ambientación de lujo, el recorrido por las distintas épocas es sencillamente sublime, la caracterización de los personajes es obra de un pintor renacentista, así como la fotografía. La banda sonora encaja perfectamente con la ambientación, resulta exquisito contemplar una obra de arte visual acompañada de melodías tan sugerentes que sumergen al espectador en ese pozo sin fondo de sensaciones que constituye la película. Es una de las grandes culpables de la perfección de este filme, es brillante, y ha sido manejada como sólo los genios saben. Una de las grandes obras maestras de la historia del cine, una lección de buen cine. Allá donde indagues sólo encontrarás maestría y buen hacer, y es que el filme no falla en ningún aspecto, transcurre ágil y rápido, todo está perfectamente explicado, no deja ningún vacío por el camino, se hace sumamente corta y deja con ganas de más, y es que el final no hace más que ponerle la guinda a un pastel que hay que digerir con sumo cuidado, pues la adicción que crea es recompensada con una secuela de la que sólo puedo decir que el sentimiento más profundo que inspira es el de la regurgitación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yerro
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