Hay escenas realmente intensas: Mel, que acaba de tener un difícil enfrentamiento con su hija Tracy, va al cuarto de baño para darse una ducha. Su novio, ex-drogadicto odiado a muerte por la niña, la ayuda a desnudarse y a meterse bajo el agua. Cuando sale de la ducha, Brady, está haciendo su equipaje, todo lo que tiene lo lleva en una bolsa de papel. Brady dice que no aguanta más y que quiere drogarse. La desesperación y el abatimiento que ambos reflejan son realmente intensos.
Otra escena que me gusta tiene lugar en el instituto. Evie es la chica popular que todos admiran, viste a lo grande, lleva piercings, ropa sexy... y Tracy es la niña buena, esa en la que nadie se fija porque aún es una cría, lleva calcetines... Las dos se miran cara a cara y vemos quién es quién y cómo Tracy quisiera ser como ella. Lo conseguirá, desde luego, pero a qué precio.