La película está ambientada en la Gran Bretaña de los años 1930. Se espera una película del mejor estilo de las novelas de Agatha Christie, con una reunión de Señores y Señoras muy atildados, una nutrida servidumbre, un asesinato, muchos sospechosos y un final totalmente sorpresivo.

Y es aquí donde la película falla estrepitosamente. Si la analizamos desde este ángulo es realmente pobre, el suspenso nunca logra atrapar al espectador y todo es bastante previsible. Para empeorar la cosa hay una nube de personajes que para recordar quien es quien y su relación con la victima necesitamos verla un par de veces con papel y lápiz a mano.

Los personajes policiales son lamentables, con un inspector bobo y torpe (pero amable) y un policía capaz pero ignorado, recurso de comedia muchas veces visto, pero que se queda a mitad de camino.

Ahora, si analizamos la película como un retrato de la sociedad de la época, la cosa puede ponerse más interesante, ya que nos muestra como era la sociedad británica por esos años, la desidia con que eran tratados trabajadores y sirvientes, claramente considerados personas de segunda categoría.

Los abusos y tormentos dados y recibidos por cada una de las partes pueden verse a través de los hechos y los diálogos que se suceden a lo largo de la película. Si te gustan las películas donde se habla mucho y todo transcurre en un ambiente monótono, seguramente esta película te gustará.