Con brevedad.
Primera temporada de la serie. Desgraciadamente la segunda tendrá otros personajes y otros actores.
No es sólo el misterio del crimen lo que te atrapa. Es principalmente el estudio profundo de unos personajes que van mostrándose capítulo a capítulo con rotundidad, que te enganchan de tal manera que a ratos no piensas en el descubrimiento del culpable sino en la vida privada de los dos detectives.

Son unas interpretaciones de Óscar. Para mí, una sorpresa muy agradable.
A Woody Harrelson lo había sacado a medias del cajón de mis actores mediocres y es hora de que lo instale en la cima de los buenos actores, por encima de tantos otros sobrevalorados sin medida . ¿Y qué decir de Matthew McConaughey? Pues que ha dejado de hacer el gilipollas en películas mierdas o papeles en los que no mostraba sus cualidades para la interpretación y se descubre como un actorazo ante el que hay que quitarse el sombrero y seguirle en su carrera hacia la fama.

Quiero destacar que en el episodio cuarto hay un plano- secuencia, cámara en mano, de unos seis minutos de duración magistrales en el que ni pestañeas, ni respiras, pues estás como hipnotizado.

Hay que aplaudir a la cadena HBO, a Nic Pizzolatto (creador de la serie), a Cary Juji Kukunaga (director) y aunque el tema musical de la serie no me dice nada, para mí, la mejor serie de TV de todos los tiempos.

Vendrá la segunda temporada y seguro que echaremos en falta a Rust y Marty.