Imprescindible comedia satírica que hay que ver sí o sí. Curiosamente se rodó cuando la II Guerra Mundial estaba en pleno apogeo. Pone por los suelos la eficacia de la temible Gestapo y a los nazis se les representa de forma grotesca como a una pandilla. Su máxima expresión se encuentra en el coronel encargado de Varsovia.
Las escenas disparatadas pero muy inteligentemente llevadas a la práctica se suceden pero no son situaciones de reir a carcajadas durante pocos segundos sino que son situaciones de mantener la sonrisa en la cara del espectador durante varios minutos seguidos, lo cual es bastante difícil de conseguir (e imposible en el cine actual). Las interpretaciones son muy buenas y algunos momentos de la película parecen surrealistas.
Este típico producto con la marca Lubitsch no debe faltar en la memoria de todo buen cinéfilo y conviene ver de vez en cuando para subir la moral y acabar de ver la película con una sonrisa en la cara. Totalmente recomendable.
Se merece de nota un 9 y ahí va.