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España España · Abroad (de momento)
Voto de Shinboneniná:
3
Cine negro. Acción. Thriller. Drama Chicago, años 30. Impera la 'Ley seca', que prohíbe la venta de alcohol. El idealista agente federal Eliot Ness (Kevin Costner) persigue implacablemente al gángster Al Capone (Robert De Niro), amo absoluto del crimen organizado en la ciudad. La falta de pruebas le impide acusarlo de asesinato, extorsión y comercio ilegal de alcohol, pero Ness, con la ayuda de un par de intachables policías (Andy Garcia y Charles Martin Smith) reclutados ... [+]
17 de agosto de 2011
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé lo que pretendió De Palma con esta película. Si lo que buscaba era hacer un homenaje a la lucha contra el gangsterismo durante la Ley Seca/Volstead, llevada a cabo por individuos supuestamente íntegros como Ness y compañía, la verdad es que le salió el tiro por la culata. Cualquier atisbo de verosimilitud entre las imágenes y lo que realmente ocurrió, es pura coincidencia. Normalmente escribo lo primero que se me ocurre, pero esta vez me he tomado la molestia de consultar algún libro sobre el asunto y, cómo no, la wiki. Sobran los comentarios. Más que licencias artísticas lo que hace De Palma es pasarse la realidad por el forro de los cataplines, lo que es habitual en sus películas, por otra parte.

Si lo que pretendía era rendir un sentido culto a las verdaderas grandes películas sobre la Ley Seca (‘Scarface’, ‘El enemigo público’, ‘Los violentos años veinte’,…), fracasa igualmente, como podrá comprobar cualquiera al revisar alguna de estas grandes obras. Como también fracasa en el homenaje a Eisenstein: comparar esto con la secuencia mítica de las escaleras de Odessa es para mear y no echar gota. Mientras lo del ruso es una obra de arte, esto es una parodia risible.

Sin embargo, si lo que buscaba De Palma era contribuir al género del Spaghetti Western dándole una nueva perspectiva al fusionarlo con la típica película de gangsters, da en el clavo, pues sus personajes son tan arquetípicos y ridículos como los del subgénero italo-español; sus secuencias de acción son tan patéticas e inverosímiles como las rodadas en el desierto almeriense; y su banda sonora es tan cargante e imposible como las partituras del far west de pacotilla. No es que Morricone sea un mal compositor, todo lo contrario. Incluso algunas piezas de ‘Los intocables’ son molonas, en especial el tema central así como el que acompaña a los créditos de apertura y cierre. Pero la cursilada que se tira para ambientar el ñoño ambiente casero de Ness, o el momento sintetizador que nos introduce a Capone en su hotel, no tienen nombre.

Pues eso, como película ‘seria’, un bodrio. Como parodia, tiene un pasar.
Shinboneniná
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