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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
7
Drama A finales del siglo pasado, en un monasterio situado en las montañas del Magreb, ocho monjes cistercienses viven en perfecta armonía con sus hermanos musulmanes. Pero una ola de violencia y terror se apodera lentamente de la región. A pesar del creciente peligro que los rodea y de las amenazas de los terroristas, los monjes deciden quedarse y resistir. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2011
31 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corren malos tiempos para el clero, señores. Pero si un servidor sigue manteniendo indemnes sus férreas convicciones cristianas (ya ni católicas me atrevo a afirmar) es, entre otras cosas, porque sigo teniendo el convencimiento que no toda la iglesia está podrida. Que no todo es pederastia en el ámbito religioso. Que no todo se reduce a lo que diga o haga Ratzinger y sus acólitos. Que aún existen monjes y sacerdotes con vocación verdadera. Sacerdotes que más allá de vivir del cuento o hacer las mil y una para encauzar adecuadamente su carrera eclesiástica consideran prioritario ayudar a los menos favorecidos. Como Pere Casaldàliga. Como estos 8 monjes del Monasterio del Atlas. Seguidores de la Teología de la Liberación, dicen. Pues eso, de la Teología de la Liberación. La única rama del catolicismo de la cual no me avergüenzo y que —afortunadamente— me proporciona argumentos más que suficientes para seguir considerándome un cristiano más. Un cristiano, eso sí, poco dado a cualquier práctica de índole litúrgica. Lo admito.

Aún así —como otros usuarios han apuntado acertadamente— que nadie se equivoque: “De dioses y hombres” no es un film religioso. Ni un film religioso, ni catequizador, ni panegirista ni, mucho menos, un film crítico o fiscalizador. Se trata, única y sencillamente, de un film con un profundo y sincero mensaje humanista. De un film que, más allá de analizar las actitudes o las reacciones del integrismo islámico, tan sólo pretende mostrarnos con toda la honestidad del mundo el punto de vista de unos monjes que en su día decidieron dedicar su vida a los menos favorecidos. Con sus dudas, sus miedos y sus contradicciones. Un punto de vista que se afianza en ese parsimonioso ritmo narrativo que toda peli contemplativa o reflexiva necesita en mayor o menor grado y que, gracias a las sobrias y convincentes interpretaciones de Lambert Wilson y Michael Lonsdale, adquiere una pátina de verismo y discreta heroicidad absolutamente conmovedora. No se la pierdan.
Taylor
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