Haz click aquí para copiar la URL
Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
9
Cine negro. Thriller Después de cumplir cinco años de condena, Tony Le Stephanois sale de prisión con la intención de cambiar de vida, pero se encuentra con que su amante está con un conocido gángster. Como carece de recursos económicos, no le queda más remedio que volver a su vida pasada y reunirse con sus viejos compinches. Durante semanas prepara minuciosamente con ellos un golpe perfecto: el atraco a una inaccesible joyería de París. (FILMAFFINITY)
11 de abril de 2011
72 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Padre, Hijo o Espíritu Santo. Qué más da. El caso es que “Rififí”, desde ayer mismo, ha logrado completar —junto a “La jungla de asfalto” y “Atraco perfecto”— mi particular Santísima Trinidad de pelis sobre atracos de visión imprescindible. Una Santísima Trinidad de la que no soy el único devoto (¿verdad, Normelvis?) y que, a partir de hoy mismo, me comprometo a ensalzar, alabar y glorificar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

¿Exagerado? Para nada. Ni un pelo. Es más, yo diría que “Rififí” podría, incluso, formar parte de otra Santísima Trinidad: la del cine francés. En este caso, junto a “La evasión” y “El salario del miedo”.

Las razones son muchas y variadas. Ya no se trata de que me encanten los thrillers o las pelis de cine negro de toda la vida. Ni de que adore las pelis protagonizadas por losers adustos de moral ambigua. Ni tan sólo de que me pirren las pelis que logran mantenerme enchufado hasta el último minuto. Lo que realmente destacaría aquí y ahora es que la peli de Dassin está muy bien contada. Y ésa es, a mi juicio, la principal virtud de “Rififí”. Una peli cuyo guión funciona con la precisión de un reloj suizo, cuyo ritmo no decae en ningún momento y cuya lógica interna resulta tan inquebrantable que no observo, por mucho que me esfuerce, ninguna secuencia remotamente gratuita, aleatoria o de puro relleno.

Pero si por algo ha pasado “Rififí” a la historia del cine es, sin lugar a dudas, por la célebre secuencia del atraco. Treinta y dos minutos de tensión y sudor a raudales en la que ninguno de los cuatro atracadores abre la puta boca. Treinta y dos minutos que inspiraron a Becker en su última obra (“La evasión”) y que constituyen, en definitiva, un ejercicio de estilo absolutamente prodigioso.

Otro factor que no quisiera pasar por alto es el de su tremenda carga erótica. Y no lo digo por la secuencia en la que se le transparentan los pezones a la novia de Mario. Me refiero, concretamente, a la secuencia en la que Césare, el milanés, cae bajo el fatídico influjo de una morena de rompe y rasga que canta una canción muy pero que muy sensual. ¿Su título? Como no: “Rififí”.
Taylor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow