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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama El encuentro con un activista medioambiental y su esposa embarazada (Amanda Seyfried) radicaliza poco a poco la ideología de un pastor evangélico (Ethan Hawke), un antiguo capellán del ejército, todavía marcado por la muerte de su hijo en Irak, que dirige una pequeña iglesia en el norte del estado de Nueva York. (FILMAFFINITY)
13 de agosto de 2018
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La iglesia se cierne sobre el plano, abrumadoramente.
Según como se mire, es una madre salvadora, o bien una boca del lobo que devora.
Todo depende de la persona.

'First Reformed' no se centra en un "por qué", sino en un "para qué".
Ahonda en esa parte oscura que todos tenemos, la que nos susurra a altas horas de la noche que nada merece la pena, y trata de comprenderla, antes que reprimirla como de costumbre.
El Reverendo Ernst Toller escribe un diario con ese fin, y cada frase es un puñal cargado contra su hábito, contra su estilo de vida, contra su propia razón de ser.

La realidad es que la primera iglesia de la región va a cumplir doscientos cincuenta años, sin que exista fervor religioso sosteniendo su legado.
Las cuatro personas asomando entre los impolutos bancos son la triste prueba de una época que ya no encuentra refugio en la fe, y solo pide milagros.
Será casualidad que Mary, como la madre de Jesús, fiel en estado de buena esperanza, le pida a Toller que hable con su marido Michael, para ver si escarba en sus ganas de vivir, buscándoles un nuevo sentido: no hace falta ni que la mirada del reverendo nos avise de que esta es una lucha de fe que no tiene armas para ganar.
No quedan salvaciones en la Iglesia First Reformed.

La posterior conversación con Michael es una espiral descendente hacia el infierno del "por qué": ¿por qué maltratamos el planeta y esperamos que nos siga cobijando? ¿por qué engañamos y robamos sin que el prójimo nos siga importando? ¿por qué buscamos un sentido que nunca vamos a acabar encontrando?
Toller, quizá por primera vez en su carrera, no puede seguir esas preguntas con un "para que...", y eso probablemente sea lo más terrorífico de todo su camino.
El tener que prodigar una fe caducada, anclada en esperanzas que no han echado raíces, a fieles que se agarran a cualquier migaja de buen sentimiento, mientras que los poderosos, los que de verdad saben, controlan la intensidad y el precio de su tormento.

De repente, todas las formalidades, los postulados de la fe, no sirven, y se sienten tan limitadores como esa dirección precisa y enfocada, concebida en una sucesión de marcos de cámara que tienen difícil escapatoria.
Lenta e inexorablemente, todos los elementos conspiran para empujar a Toller en su sagrada misión: empresas corruptas, celebraciones inanes, juventudes ciegas y sacerdotes censores apuntan a un Apocalipsis agonizante que el Reverendo solo puede apresurar en su infinita misericordia, transformando así una fe que, tras doscientos cincuenta años de existir, debería poder dar más a quienes lo pidan.
Todo sea para que esa dulce y angelical Mary pueda traer su hijo a un mundo que merezca la pena, uno libre de influencias marchitas y poblado por gente que, como ella, hace todos los "por qué" y "para qué" más soportables.

Tal vez la fe no pueda perderse, tal vez nunca se pierda.
Pero resistir que nos abrace, se desvanezca y vuelva parece el justo peaje de todos los que buscan sanar con ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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