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Voto de Pedro Trillo:
7
Aventuras. Drama Narra la historia de Moisés (Christian Bale), un hombre de extraordinario valor que desafió al faraón Ramsés (Joel Edgerton) y liberó a 600.000 esclavos, que protagonizaron una épica y peligrosa huida a través de Egipto en busca de la Tierra Prometida. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2015
30 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es esta una crítica de cine al uso, sino una metacrítica, una crítica de la crítica en su sentido más extenso. No a una crítica en particular, o a un grupo de críticas, todas ellas legítimas en tanto analizan el lenguaje cinematográfico de la película Exodus: Dioses y Reyes de Ridley Scott; ellas forman la materia prima de la metácrítica, en tanto que esta intenta develar el metalenguaje inscrito en la propuesta cinematográfica.

Exodus es una nueva versión hipostasiada de una tradición oral que se remonta a la historia de los tiempos y de la que los distintos discursos narrativos son su emanación, su manifestación.

Exodus es un remake de un remake, porque el Antiguo Testamento es un remake de la historia de Moisés, que a su vez es un remake de las historias, mitos y arquetipos religiosos que circulaban en ese entonces por las ciudades de Mesopotamia y Anatolia (lo que hoy se conoce como el Asia menor y la Península arábiga); ideas e imágenes mentales de las que Moisés se apropia y les da un contenido mesiánico, una ideología con una particular interpretación de la historia para unir a un pueblo sometido, sin esperanzas y sin ambiciones.

Prueba del acarreo ideológico del Antiguo Testamento se encuentra en el Museo Británico, donde la historia del diluvio universal se relata en unas tablillas Sumerias de la época de Hammurabi (1700 a.C.) quinientos años antes del probable nacimiento de Moisés.

¿Por qué entonces preocuparse de la legitimidad histórica de la narración de Ridley Scott? Lo que queda claro es que las ideas construyen la realidad y pueden transformar el mundo, y que ”nada hay más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado” (Víctor Hugo).


Si se pretende despojar a un pueblo, la forma más simple es contar su historia.
Mourid Barghouti, poeta palestino

Y, si se pretende empoderarlo, la forma más simple también es inventarle una historia, y eso es lo que hizo Moisés, ¿porqué rasgarnos las vestiduras si Ridley Scott no fue fiel con el Antiguo Testamento? El ha hecho su versión y esta es tan verdadera como la de Moisés, o las anteriores, sólo que en este caso ha sido producida para nuestra diversión.

La lección que podemos aprender nos las provee Chimamanda Adichie, escritora nigeriana cuando nos dice que las historias se definen por el principio nkali, un sustantivo en igbo que traducido significa “más grande que el otro” ¿Cómo se cuentan? ¿Quién las cuenta? ¿Cuando se cuentan? ¿Cuántas se cuentan? Adichie responde: “realmente depende del poder, del principio nkali".

Exodus forma parte de este principio nkali. Está claro, pero es potestativo de cada uno de los lectores descubrir por su cuenta cuál es el principio nkali que actúa en esta historia.

Finalmente podemos observar una vez más que la historia está del lado de la fuerza (sobrenatural en esta narrativa) y que donde hay peligro crece también la salvación.


Yo soy Yo, tú eres Tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas. Tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres Tú, Yo soy Yo.
Oración Gestáltica de Fritz S. Perls

Por otro lado, quiero recuperar de las escenas su enunciación, no su análisis (como Barthes en: “Fragmentos de un discurso amoroso”). Y, bajo “la escuela del buen oír” de Elías Canetti, dejar hablar a la película en una actitud de escucha meditativa.

En primer lugar, es la voz de Ramsés a su hijo que duerme: “porque eres bien amado” y agrega que no como lo fue él. Frente a esta escena se me viene a la mente una frase de Sogyal Rimpoché en el Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte:

“Vuelve atrás mentalmente y recrea, visualiza casi, un amor que alguien te dio y te conmovió de a verdad, quizás en la infancia (…) Recordarás entonces que, aunque quizás no siempre te parezca que has sido amada lo suficiente, una vez te amaron de verdad. Saberlo hará que lo sientas de nuevo, como esa persona te hizo sentir entonces, digna de amor y verdaderamente amable.”

Luego, la voz de la actriz española María Valverde y posteriormente de Moisés, en un diálogo que sostienen en la alcoba y que merece un comentario aparte, permite reflexionar en sentido opuesto, con ayuda de la oración gestáltica, y aprender con humildad a definir las fronteras de contacto y un estado de conciencia responsable en la relación de pareja.
Pedro Trillo
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