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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Drama Adaptación de un libro de John Carlin (Playing the enemy). En 1990, tras ser puesto en libertad, Nelson Mandela (Morgan Freeman) llega a la Presidencia de su país y decreta la abolición del "Apartheid". Su objetivo era llevar a cabo una política de reconciliación entre la mayoría negra y la minoría blanca. En 1995, la celebración en Sudáfrica de la Copa Mundial de Rugby fue el instrumento utilizado por el líder negro para construir la unidad nacional. (FILMAFFINITY) [+]
4 de octubre de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Homenaje de Clint Eastwood a Nelson Mandela, realizado atendiendo deseos de Morgan Freeman. El guión, de Anthony Peckham, se basa en la novela “Playing the Enemy” (2008), del periodista John Carlin, inspirada en hechos reales. Se rueda en exteriores e interiores reales de Sudáfrica, con un presupuesto situado entre los 50 y 60 M USD. Es nominado a dos premios Oscar (actor principal y actor de reparto). Producido por Clint Eastwood y otros, se estrena el 11-XII-2009 (NYC). La acción dramática principal tiene lugar a lo largo de un año, entre 1994 y 1995, en Sudáfrica. Algunas escenas sueltas trasladan la acción a la sede de la ONU en NY, a Taiwan, etc.

La obra analiza los motivos y factores que generan cohesión social y los que por el contrario engendran rivalidad y enfrentamientos. Entre éstos sitúa la injusticia, la pobreza, el racismo, la segregación racial, el paro, las secuelas del “apartheid”, etc. Una sociedad dividida y atormentada por antiguas heridas de odio y rencor necesita contar con voluntad de reconciliación, capacidad de olvido y perdón, intereses comunes de general aceptación y un liderazgo que suscite confianza y adhesión.

Eastwood desgrana una historia saturada de humanismo, como las que a él tanto le gustan, que explica con sencillez y facilidad. Se sirve de recursos visuales (jugadores de fútbol frente a jugadores de rugby) y estilísticos. En este sentido hay que hablar del paralelismo que establece entre los trabajos y el esfuerzo de unos jugadores de rugby y los del conjunto del país. Añade unas pocas referencias a personas concretas o a pequeños grupos de personas, que ejemplifican y glosan los procesos de evolución y cambio. Cabe destacar que se explica con claridad y a la vez con honradez: no manipula los sentimientos del espectador, no trata de influir arteramente sobre él y su estado de ánimo. Explica hechos y muestra sentimientos de personas suficientemente alejadas del espectador para que éste pueda compartirlos, desatenderlos o rechazarlos. No abunda, pero no está ausente el sentido del humor.

La música, de Kyle Eastwood y Michael Stevens, compone una partitura de melodías minimalistas de gran lirismo, que se combinan con canciones populares a coro y a gran coro, que emocionan y elevan el espíritu.

El relato es sencillo, simple e incluso simplista en algunos pasajes, pero siempre es limpio y objetivo. Tiene algunos fallos, como la linealidad de los caracteres principales y complementarios, pero el discurso que desarrolla es honesto, pulcro y elegante. Añade destellos de gran cine, de rodaje magistral y de montaje preciso e imaginativo, como los de la secuencia del partido contra Nueva Zelanda. El film, con pretensiones de obra menor, contagia ilusión, confianza en el ser humano y optimismo. Se ve con gusto y llega al alma.
Miquel
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