Ha costado, pero ha llegado.
La serie que ocupa mi mente, tras la inalcanzable Breaking Bad.
La trama, no me llamó la atención especialmente. Un asesino en serie, con tintes satánicos.
Me llamó la atención principalmente Matthew McConaughey. Un actor que lo está bordando en sus últimas películas. Luego vi que estaba Woody Harrelson, un sobrio actor. Y más tarde vi que era una serie co-producida por ambos, con 8 capítulos que finiquitan, y que de seguir, seguiría con otros actores.
Ambos actores coincidieron en una curiosa y llamativa película que fue “Ed Tv”, que nos abrió la mente a todos sobre el poder de los realityes en directo.
Aquí, han pasado 15 años desde entonces, y ambos actores muestra una madurez impresionante.
Dos detectives. Un asesino en serie. Ambientación rural. Todo con una puesta en escena de las películas de detectives clásica, donde los 2 protagonistas copaban todos los momentos de todos los capítulos, y donde las horas muertas compartidas en el coche charlando, es casi más protagonista que el propio asesino.
En este caso, las personalidades de los 2 personajes, son los verdaderos protagonistas. Antagónicos en sus planteamientos vitales, se odian, se detestan, pero se buscan y se pasan todo el tiempo juntos.
El planteamiento no es actual, sino a modo de flasback. Ambos cuentan a otros detectives, los hechos que ocurrieron 16 años antes, cuando colaboraron en el caso de la búsqueda de un asesino con tintes satánicos.
Continuamente hay saltos de sus interrogatorios actuales por separado, con la acción 16 años atrás que es el núcleo principal del desarrollo narrativo.
Con tan sólo 4 capítulos vistos, ya estoy esperando los siguientes como agua de mayo.