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Voto de floïd blue:
10
1996
Documental, Intervenciones de: Peter Thomas
6,2
1.198
Serie de TV. Documental
Serie de TV norteamericana (1996-2011). Documental a caballo entre la investigación policial y la investigación cientifica en el que se resolverán los crímenes más difíciles. A través de la recreación de cada caso se muestra cómo los científicos y agentes de la ley obtuvieron las pruebas necesarias para resolver cada uno de los crímenes investigados. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que esta serie la echaban en la 6ª. Hacía lo posible por no perdérmela. Luego han estado emitiendo otra parecida pero de calidad ligeramente inferior.
Esta serie sobre crímenes en principio no resueltos sucedidos en cualquier rincón de cualquier Estado de los EEUU tiene un punto meritorio sobre todos los demás: el recuerdo de las víctimas, aquellas personas asesinadas y relegadas al olvido cuyo asesino salió airoso de sus actos. Tal vez se debe a que para ciertas cosas soy bastante impresionable, el caso es que esto es el que me hacía conectar y prestar la máxima atención, esa terrible circunstancia de cómo una vida entera desaparece en un momento sin que ni siquiera se revuelva un poco el polvo del ambiente, sin que ni siquiera se inmute el pájaro más cercano, cuando los cielos deberían abrirse y tronar el mundo como si se abriera de golpe ante tamaña injusticia.
Y es verdad que estos crímenes son siempre en rincones que podrían ser el auténtico culo del mundo, porque para la víctima en el momento de morir la soledad debe ser escalofriante, y esa misma soledad es para el asesino su aliada en el crimen.
Pero los recónditos lugares de un crimen no se casan con nadie y si alguien los hace hablar, siempre podrá desvelarle alguna pista. Y he aquí el otro gran mérito de la serie: la presentación anónima del funcionario policial, ese policía gris que pasa inadvertido, trabajador en oficinas y laboratorios, todo lo contrario a los polis que acostumbramos a ver en el cine, aquí son esos pacientes y escrupulosos ciudadanos recelosos de que su trabajo sea siempre un buen trabajo. Es llamativo como estas personas, ya de edad avanzada, recuerdan el caso y hacen sus comentarios con el rostro grave pero satisfecho de saber que más vale tarde que nunca.
Con la modestia propia de la gente sencilla (y un poquito, ¿por qué no?, de orgullo profesional), el policía pues inicia el relato de los hechos acompañado de una traducción simultánea y de las imágenes ficticias que recrean los posibles movimientos de los hechos criminales, que luego se irán repitiendo para ir uniendo los hechos con las explicaciones. También se incluyen fotos (generalmente en blanco y negro) de las aparecidas en los periódicos los días del suceso, fotos que ahí quedaron, en el olvido, como la noticia (no hay nada más viejo que una noticia de un periódico atrasado), fotos de la víctima, joven, generalmente sonriendo, fotos donde se ve al poli americano con el sombrero, gafas oscuras y pistolón al cinto deambular por ahí, y fotos de los padres o de la familia que con el tiempo, ellos también desaparecen, llegan al final de su vida con la gran pena de no saber ni saber ya nunca qué le pasó a su ser querido.
Esta serie sobre crímenes en principio no resueltos sucedidos en cualquier rincón de cualquier Estado de los EEUU tiene un punto meritorio sobre todos los demás: el recuerdo de las víctimas, aquellas personas asesinadas y relegadas al olvido cuyo asesino salió airoso de sus actos. Tal vez se debe a que para ciertas cosas soy bastante impresionable, el caso es que esto es el que me hacía conectar y prestar la máxima atención, esa terrible circunstancia de cómo una vida entera desaparece en un momento sin que ni siquiera se revuelva un poco el polvo del ambiente, sin que ni siquiera se inmute el pájaro más cercano, cuando los cielos deberían abrirse y tronar el mundo como si se abriera de golpe ante tamaña injusticia.
Y es verdad que estos crímenes son siempre en rincones que podrían ser el auténtico culo del mundo, porque para la víctima en el momento de morir la soledad debe ser escalofriante, y esa misma soledad es para el asesino su aliada en el crimen.
Pero los recónditos lugares de un crimen no se casan con nadie y si alguien los hace hablar, siempre podrá desvelarle alguna pista. Y he aquí el otro gran mérito de la serie: la presentación anónima del funcionario policial, ese policía gris que pasa inadvertido, trabajador en oficinas y laboratorios, todo lo contrario a los polis que acostumbramos a ver en el cine, aquí son esos pacientes y escrupulosos ciudadanos recelosos de que su trabajo sea siempre un buen trabajo. Es llamativo como estas personas, ya de edad avanzada, recuerdan el caso y hacen sus comentarios con el rostro grave pero satisfecho de saber que más vale tarde que nunca.
Con la modestia propia de la gente sencilla (y un poquito, ¿por qué no?, de orgullo profesional), el policía pues inicia el relato de los hechos acompañado de una traducción simultánea y de las imágenes ficticias que recrean los posibles movimientos de los hechos criminales, que luego se irán repitiendo para ir uniendo los hechos con las explicaciones. También se incluyen fotos (generalmente en blanco y negro) de las aparecidas en los periódicos los días del suceso, fotos que ahí quedaron, en el olvido, como la noticia (no hay nada más viejo que una noticia de un periódico atrasado), fotos de la víctima, joven, generalmente sonriendo, fotos donde se ve al poli americano con el sombrero, gafas oscuras y pistolón al cinto deambular por ahí, y fotos de los padres o de la familia que con el tiempo, ellos también desaparecen, llegan al final de su vida con la gran pena de no saber ni saber ya nunca qué le pasó a su ser querido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Pues bien, ahí está el sheriff, el agente del condado, explicando a la cámara que nunca olvidó aquel crimen y que a lo largo de su vida siempre lo tuvo presente porque esperaba algún día dar con la pista definitiva y poder atrapar al asesino. Es realmente aleccionador y de agradecer el espíritu de estos grandes profesionales anónimos de labor callada y constante.
Este programa podría estar mejor, no lo sé, pero me parece perfecto. De hecho, se hace un poco más de justicia a la víctima; la redacción es imparcial, sólo da datos y el trato de la noticia y de la demás gente que pudo intervenir en los hechos es la correcta.
Por último quiero dejar constancia de dos casos impresionantes como ejemplo. Un taxista asesinado (años 60) que aparece en la cuneta de una carretera dentro de su vehículo, sin pistas ni la más leve zorra idea de quién le pudo matar. Pues bien, nada menos que 30 años después, en los 90, el asesino es detenido. Impresionante. Otro caso más llamativo: Un hombre compra una casa. Saca del sótano un tonel herméticamente cerrado. El camión de la basura no puede con él y esta circunstancia hace que la policía lo abra. Dentro quedan los restos de un cadáver mezclados con plástico. Es el de una mujer, embarazada, posiblemente estrangulada hace más de 30 años. Tras laboriosas investigaciones explicadas durante todo el programa, dos policías se presentan en la casa de una familia bien. Quieren hablar con el padre; al cabo del tiempo vuelven a por él y le dicen: “No venimos a detenerle. De momento no tenemos pruebas definitivas, pero queremos que sepa que al final pagará por el asesinato que cometió”. Se van. El hombre se marcha al garaje y se suicida de un tiro.
Ella fue una joven sudamericana que llegó al país en busca de trabajo y en contra de los deseos de su familia, que jamás volvió a saber de ella. Encontró trabajo en una fábrica de plásticos para rellenos de mercancías. Un hijo puta de directivo, casado, se lió con ella y cuando supo que estaba embarazada, la llamó a su casa un día que estaba él solo, la mató y la metió en un bidón (aquella familia durmió siempre con un cadáver en el sótano). Lo de hijo puta no lo dicen en la serie.
Este programa podría estar mejor, no lo sé, pero me parece perfecto. De hecho, se hace un poco más de justicia a la víctima; la redacción es imparcial, sólo da datos y el trato de la noticia y de la demás gente que pudo intervenir en los hechos es la correcta.
Por último quiero dejar constancia de dos casos impresionantes como ejemplo. Un taxista asesinado (años 60) que aparece en la cuneta de una carretera dentro de su vehículo, sin pistas ni la más leve zorra idea de quién le pudo matar. Pues bien, nada menos que 30 años después, en los 90, el asesino es detenido. Impresionante. Otro caso más llamativo: Un hombre compra una casa. Saca del sótano un tonel herméticamente cerrado. El camión de la basura no puede con él y esta circunstancia hace que la policía lo abra. Dentro quedan los restos de un cadáver mezclados con plástico. Es el de una mujer, embarazada, posiblemente estrangulada hace más de 30 años. Tras laboriosas investigaciones explicadas durante todo el programa, dos policías se presentan en la casa de una familia bien. Quieren hablar con el padre; al cabo del tiempo vuelven a por él y le dicen: “No venimos a detenerle. De momento no tenemos pruebas definitivas, pero queremos que sepa que al final pagará por el asesinato que cometió”. Se van. El hombre se marcha al garaje y se suicida de un tiro.
Ella fue una joven sudamericana que llegó al país en busca de trabajo y en contra de los deseos de su familia, que jamás volvió a saber de ella. Encontró trabajo en una fábrica de plásticos para rellenos de mercancías. Un hijo puta de directivo, casado, se lió con ella y cuando supo que estaba embarazada, la llamó a su casa un día que estaba él solo, la mató y la metió en un bidón (aquella familia durmió siempre con un cadáver en el sótano). Lo de hijo puta no lo dicen en la serie.