Thriller convencional con grandes actores y de una excelente factura, puro entretenimiento, pero bien filmado con unos personajes definidos y previsibles, que mantiene el interés gracias, sobre todo, a sus actores. Tres de los grandes que pertenecen a tres generaciones distintas con sus características propias: Marlon Brandon, apareciendo en tres o cuatro secuencias puntuales y brindándonos un par de monólogos ejemplares, en uno de sus últimos trabajos, Robert De Niro, sobrio y circunspecto, en su madurez como actor y la estrella emergente y camaleónica que se caracteriza por papeles atípicos… Edward Norton aquí en un papel para lucirse.

Sobre el cine de robos, está prácticamente todo dicho, y aquí sus constantes se mantienen: el profesional meticuloso, el joven aprendiz aventajado, el anciano y experimentado traficante de arte… robado, la detallada preparación del último y definitivo golpe, en el que todos depositan su esperanza de volver a la vida contemplativa y sin problemas, y cómo no, en el lugar más difícil y protegido, aunque siempre los vigilantes son presentados como estúpidos ociosos que no hacen bien su trabajo, incluyendo en la trama el giro inesperado.

“The Score” no es más que un juguete diseñado para que cada uno de sus estrellas haga exactamente aquello que se espera de ellos. Hasta la bella Angela Basset forma parte del juego, encarnando al contrapunto sentimental del personaje de De Niro: es bien conocida la costumbre del actor de matrimoniar con mujeres de color, y ahí está la Basset complementando debidamente el guiño, aun a costa de sacrificar su elegancia y buen hacer habituales. Orquestado todo ello con una solidez por encima de la media, la trama está resuelta con suma corrección, la propia forma de planificar el film está en función del lucimiento de sus estrellas que seguramente cobrarían un pastón.

El film no engaña a nadie, se trata de un thriller cinéfilo en el cual el director no pinta prácticamente nada, salvo la necesidad creada de tener que acreditar a alguien, que se supone, ha decidido el emplazamiento de la cámara de la forma más discreta y funcional posible, para que no “estorbe” a: De Niro, Brando y Norton, autentico atractivo de la película. En definitiva, démosle al espectador lo que espera de esta clase de thriller que se desarrolla en Montreal.