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Voto de Antonio Morales:
4
Thriller. Drama James Donovan (Tom Hanks), un abogado de Brooklyn (Nueva York) se ve inesperadamente involucrado en la Guerra Fría entre su país y la URSS cuando se encarga de defender a Rudolf Abel, detenido en los Estados Unidos y acusado de espiar para los rusos. Convencido de que Abel debe tener la mejor defensa posible, Donovan incluso rechazará cooperar con la CIA cuando la Agencia intenta que viole la confidencialidad de comunicaciones entre ... [+]
4 de diciembre de 2015
48 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconociendo films como “El espía que surgió del frío”, “La casa Rusia” o “El topo” (Richard Burton, Sean Connery y el camaleónico Gary Oldman) que dejaron el listón muy alto, puede que entonces, quizás les guste la película de Spielberg, a mí me ha sabido a poco, me siento decepcionado. John Le Carré lo expuso con sus maravillosas novelas mejor que nadie, muchas de ellas llevadas al cine con notable acierto. Ese mundo tenebroso, introspectivo de mentiras y sospechas, de topos traidores, más de gestos que de palabras, de cuestiones éticas y morales sobre los métodos de ambas potencias con generosos gastos en listas negras y arsenales, de torturas sofisticadas lideradas por la CIA y el KGB.

La excusa de que “El puente de los espías” se basa en hechos reales no es garantía de interés y emoción, más bien es el pretexto pusilánime de los que no hallan otra coartada para hacer atractivo el film. La historia que nos cuenta Spielberg, pese a que en el guión hayan participado los Coen, no la salva ni el bueno de Tom Hanks con su semblante del noble y honesto americano de los films de Frank Capra, dispuesto a sacrificarse por su país. Como le ocurría en “Lincoln”, vuelve a mostrarse ceremonioso, grandilocuente y sobre todo previsible. La narración que empieza con brío se va tornando plomiza y tediosa cuando el cineasta pretende ser trascendente, sin chispa, farragosa de una oscura burocracia, que se diluye por vericuetos propios del juego sucio de ambas potencias. Un mercado de intereses, influencias y manipulación en la política geoestratégica.

Diferenciar dentro de una filmografía entre películas “serias” y “no serias”, entre obras “de prestigio” y carentes de él, resulta problemático y posiblemente innecesario. Si nos atenemos a que cada cineasta tiene su personalidad creativa y su estilo, entonces esa dicotomía no tendría sentido. Spielberg vuelve con el cine de… ¿Prestigio? Ensalzando los principios democráticos de su país pese a algunos políticos reaccionarios. El argumento es plano y maniqueo, se estructura sobre el canjeo de un pintor ruso que es condenado por espía, siendo defendido por Hanks, un abogado especializado en seguros que tras perder el juicio, será requerido por su país para cambiarlo por un piloto americano cautivo en la URSS.

No hay espesor dramático, ni garra narrativa, los personajes no despiertan empatía, por mucho que se empeñe Tom Hanks. El cineasta recurre dramáticamente a mostrarnos la construcción del muro de Berlín (muro de la vergüenza), sobradamente conocido, tantas veces recreado como símbolo del totalitarismo soviético. Si me quedo con algo positivo es una excelente ambientación de la época, cosa que en una producción del Rey Midas de Hollywood, se da por obvia. Los 141 minutos se me han hecho interminables, decepcionante película.
Antonio Morales
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