"Sex and the City" supuso una verdadera novedad en la historia de la televisión, la primera de las series con un protagonismo claro y directo de mujeres. Afortunadamente, en nuestro tiempo no sería ninguna noticia curiosa, vienen a la mente "L" o "Mujeres desesperadas", únicamente por citar dos de las más destacadas.

Ambientada en la atmósfera de un grupo de amigas bastante aburguesadas, refinadas y un poco inmaduras en determinados aspectos, como muy atinadamente denuncian algunos críticos, los creadores de este show no dejan de ser varones que en muchos casos pueden caer en estereotipos y cierto humor escatológico que probablemente se aleja de lo que verdad podríamos definir como un acercamiento a la psique de la mitad de la población.

Paralelamente, no dejan de andar acertados quienes recuerdan que "Sexo en New York" no pretende ser antropología o historia social, sino una serie frívola y divertida, ambientada en Manhattan, con un grupo de carismáticas actrices, cuyos personajes no saben lo que quieren. Sirva como ejemplo el personaje de Kim Cattrall, la algo frívola Samanta, que deja una pareja estable y encantadora porque tiene un tamaño de pene inferior a la media; posteriormente, habrá de tener otra ruptura porque el nuevo chico con el que sale la amenaza de todo lo contrario, en una especie de subida al Everest. Puede sonar superficial, pero en este tipo de sin sentidos y superficialidades habrá bastante más de cotidiano de lo que parece y el programa tiene un tono amoral de no emitir muchos juicios de valor que ayuda a digerirlo.

Con dos películas (de calidad discutible, por decirlo suavemente) a sus espaldas, "Sexo en New York" supuso un verdadero éxito en su tiempo y aupó a su principal narradora, Sarah Jessica Parker (dentro del grupo de atribuladas mujeres, quizás la que menos sepa lo que quiere), a la categoría de celebridad en Hollywood, aunque quizás, como suele ocurrir en estos fenómenos, encasilló bastante a sus intérpretes, pese a salirles lucrativa la aventura.

Si bien es curiosa la promiscuidad y que salir a comprar el pan te depara una relación sexual excitante, debería tomarse como una licencia más (algo muy parecido ocurre con las relaciones de los protagonistas de "Friends") de la ficción.

Sin ser mi tipo de serie, hay que reconocerle que fue una apuesta que funcionó muy bien.