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España España · madrid
Voto de zymu:
8
Drama Francia, 6 de mayo de 2007, segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Mientras que los franceses se disponen a votar, Nicolas Sarkozy, seguro de su victoria, pero triste y abatido, permanece encerrado en casa. Durante todo el día intenta inútilmente ponerse en contacto con su mujer Cecilia. Ésta es la historia de un hombre que gana el poder y pierde a su mujer. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2012
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan que el Papa Inocencio X, al contemplar por primera vez el retrato que de él hizo Velázquez, comentó "Troppo vero" (Demasiado veraz), y es que en esta obra maestra de la pintura, vemos como pocas veces una inmersión psicológica de un retratado del que con su sóla mirada podemos descifrar los aspectos más ocultos de su personalidad.

Respecto al film si bien hay un aviso al inicio del mismo, que habla de la realidad de los personajes, pero de lo figurado de las situaciones creo, por mi conocimiento medio de la política francesa en general, y del personaje que nos ocupa en particular, que estas no son tan solo verosímiles sino que seguramente resulten muy cercanas a la realidad.

El retrato de Sarkozy, narrado en flashback desde el despecho del abandono de su mujer Cecilia, no es que sea creíble, es que es milimetricamente real, y la opinión pública pudimos ver en directo buena parte de lo que aquí acontece. Desde el principio asistimos a una descomunal interpretación de Denis Podalydes, que ya desde la primera secuencia nos convence por su lenguaje gestual, de que estamos ante el mismísimo Sarkozy.

La primera parte es tan brillante cinematográficamente, como entretenida e intersante desde el aspecto político, y es que no sólo se nos presenta el carácter hiperactivo y ambicioso de Sarkozy, sino el central papel de su mujer (muy bien encarnada por la bellísima Florence Pernel), y sobre todo las deliciosas y ejemplares conversaciones que Sarkozy mantiene con Chirac, y Villepin, ambos asombrosamente interpretados y mimetizados en cuerpo y alma por Bernard Le Coq y Samuel Labarthe, con quienes mantiene unos duelos dialécticos tan altos como tensos.

Lamentablemente este disfrute dialéctico y ritmo ejemplar solo se soporta la primera hora, puesto que a partir de ahí, su parte final no está resuelta con la brillantez del inicio, sobre todo en lo que se refiere a la ruptura matrimonial del protagonista y al la inconclusa relación con sus adversarios.

No obstante el retrato que de Sarkozy se hace es demoledor, por lo real, por que su conducta posterior parece asentar el discurso del film, y por que el protagonista no articula un solo discurso, ni idea política que respalde su ambición de poder.

Tengo entendido, que de la mano de Carla Bruni, Sarkozy, que antes de conocerla apenas había mostrado interés por el séptimo arte, ahora y bajo su influencia, se ha vuelto un cinéfilo que devora con gusto clásicos del cine, especialmente a Alfred Hitchcock. No se si su interés habrá alcanzado para ver este film, aunque si su vanidad está a la altura de lo que de él cuentan, seguro que no habrá podido evitar ir a verla, e intuyo que quizás en ese instante, como Dorian Gray, verá su rostro marchitarse por una ambición sin objetivo, siendo entonces cuando vendrá a su mente las palabras de Inocencio X, y pensará "Troppo Vero" "Trop Veridique" ... "DEMASIADO VERAZ".
zymu
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