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España España · teruel
Voto de simón:
10
Drama. Romance Rafael es un carnicero estéril que lleva una vida triste y solitaria. Un día auxilia a Marina, una muchacha tuerta a la que su novio estaba apaleando. Además, la aloja en su casa, aun sabiendo que está embarazada. Muy pronto, ambos se plantean cumplir un sueño que hasta entonces les parecía imposible: formar una familia. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2009
25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan que en un momento del rodaje de este magnífico film, durante el transcurso de la escena del locutorio de la prisión, Ricardo Franco miró fijamente a González Sinde, y con lágrimas en sus maltrechos ojos, le dijo: “Tenemos película”. En esta escena, uno de las mejores de la cinematografía española, un vencido y desencajado “Guapo de Cara”, desnuda y muestra sin ambages su torturada alma, desenmascarando por fin todas esas debilidades que tan afanosamente procuraba ocultar bajo la máscara de una impostada y distanciada dureza. En ella un emotivo Resines mostraba todo su buen hacer como actor, demostrando lo que hasta esa fecha todavía algunos pretendían negarle; resumiéndose la esencia de todo lo que de hermoso y al tiempo trágico poseía este magnético film.

Película que exuda sensibilidad y ternura en cada fotograma, que conmueve con cada diálogo, que emociona bajo la mirada de sus magníficos protagonistas: integrantes de una extraño y poco habitual triángulo que termina revelándose contra toda convención, como una auténtica familia.

Historia de tres buenas personas, de tres seres maltratados; que diserta y reflexiona acerca del valor de la tolerancia y por encima de todo sobre la conveniencia de escuchar, razonar y comprender las razones del otro, muchas veces insondables en su, en principio, irracional apariencia:
“¿Cómo saber lo que hay dentro del corazón del otro?, dice en “off”, Antonio Resines, después de que la “tuerta” le preguntase acerca de si en alguna ocasión se había sentido solo, rechazado, y esta se sonríe melancólicamente al escuchar su respuesta.
“Mi madre, señorita se llamaba Estrella”, replica Resines a la funcionaria, en la escena en la que se registra el nombre de la pequeña después de que ésta diga: “Mira que son ganas de complicarle la vida a la niña”.

Pero, sobre todo, se exponen varias reflexiones que tendrían que servir de referente en nuestros actos y que frecuentemente olvidamos, como se refleja en una escena en la que Resines dice a la “Tuerta”:
“Tu no te acordarás pero hace tiempo un día te dije que yo quiero lo que tu quieras, te quiero, haga lo que hagas, ahora lo sé y con eso estoy contento, lo demás no me importa nada”, o en otra en la que un derrotado “Guapo de Cara” reconoce a Resines: “Si todos los que tanto presumen tuviesen la mitad de cojones de los que tú tienes, otro gallo hubiese cantado”.
simón
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