Pedro (José Luis García-Pérez) se tiene que ocupar de su sobrino Bernardo (David Castillo) cuando su hermana (Elvira Lindo) es encarcelada en la India por tráfico de drogas. Así pues, la azarosa y desorganizada vida personal de Pedro cambia, teniendo que aclimatarse a su nueva situación de "paternidad forzosa", lo que le llevará a crear unos lazos inexistentes en su vida. Hasta que entra en escena la abuela paterna del niño (Impar Ferrer), la cual ansía retomar el contacto con él, ya que el mismo le fue negado por su nuera.

Albaladejo realiza una interesante película que sufre de varios altibajos y de un desarrollo que puede resultar demasiado complaciente o sentimental, buscando (sobre todo durante su último tramo) la lagrimilla del espectador de forma demasiado forzada y un poco tramposa. Eso sí, la película contiene algunos desnudos (véase la escena inicial) que son claramente prescindibles y que sólo cumplen una función provocadora, así como otras escenas que resultan risibles (la fiesta en casa de un amigo del protagonista). Dichos defectillos (sobre todo de guión, lo cual no le resta originalidad) no deberían enturbiar un acabado formal y correcto, así como una historia que termina siendo entrañable.

Entre las virtudes de la película habría que añadir el fantástico trabajo de José Luis García-Pérez, el mejor del reparto con diferencia, sabiendo dar vida perfectamente a un personaje que podría resultar desagradable debido a su forma de vida (sexo promiscuo, drogas…) y que en sus manos resulta casi enternecedor. Igualmente destacable sería la labor realizada por un jovencísimo David Castillo, por desgracia no se puede decir lo mismo del resto de actores, especialmente una terrible Elvira Lindo. Al final la película resulta más satisfactoria cuando no trata de ser emotiva o trascendental.