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España España · ciudadano del mundo (palencia)
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Voto de kafka:
9
Comedia El estreno de la mítica película "Gilda" anima el invierno español. En una vieja taberna de barrio, todos los primeros viernes de mes, el moro Hauma organiza al anochecer una singular y secreta partida de mus. Los jugadores, camaradas de la guerra de África, van llegando: don Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España; su fiel amigo Longinos, dueño de un vertedero; “Huevines”, el "pater" de un regimiento de regulares, y padre de una ... [+]
24 de agosto de 2010
31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guiado por un guión de inmensa riqueza (historias paralelas, metáforas, ambientes, personajes) del gran Fernández Santos y él mismo, construye Regueiro una originalísima y muy brillante película de incombustible poder simbólico y, sin duda, una de las cimas del cine español en lo referente al tratamiento de la figura de Franco y la posguerra.
Así, bajo un envoltorio fantaseado y mágico, se hace una admirable revisión a la vez transgresora y divertida, venenosa y nostálgica, compleja y fascinante, del dictador que "nunca se metía en política" (antológica frase dañina), su entorno, su idílica y represiva España, su patria pobre y hambrienta, su régimen cobijador de un abanico de personajes y ambientes de lo más rico (memorable la subtrama de la niña que se viste de niño para poder subsistir), de seres con el alma rota pero con el corazón intacto. Es una mirada tan dura como finalmente compasiva, como si casi hubiera un cierto cariño hacia esos años.
"Madregilda" participa para su díficil encasillamiento (al que no se sujeta pues queda ya como una obra maestra inclasificable) de comedia por el constante esperpento hispánico y valleinclanesco que la conduce, por su surrealismo español, por su simbolismo también propio de aquí, lo que la hacen un film de inmensa fascinación para el espectador de aquí, que aún sin llegar a atrapar la multiplicidad de claves que posee un guión tan inmenso como aquejado de una inevitable bajeza en algún momento. Así resultan redondos, de sublime inspiración los momentos de las partidas de mus entre Franco (Echanove), Longinos (Sacristán), Huevines (Gamero) y Millán de Astrall (Galiardo) con el pájaro Paquito al fondo. O la conversación entre un Franco ya muerto y su imprevisto padre (Fernando Rey). O la última secuencia, síntesis sublime de todo el sifnificado metafórico, nostálgico, triste, terrible, compasivo, de oscuras carcajada de esta "Madregilda", película hermética y compleja, sí, pero también maravillosa y apabullante.
Y qué decir del retrato de ese Franco, impecablemente interpretado por Echanove en un prodigio de mimetismo insólito e inalcanzable, un ridículo dictador, una especie de pelele (con un supuesto doble incluido) en medio de su séquito fuera de sus victoriosas partidad de mus o de sus llorosas soledades con el pájaro Paquito. Regueiro ridiculiza a Franco con ingenio pero con bondad, como cabeza de una época y de un momento.
Genial en la fotografía y en sus admirables cambios de ambientes, soberbiamente interpretada por el resto del reparto, es una obra llena de ingenio y riqueza interiores, un film plagado de hallazgos y con tan pocos desaciertos, que no cabe sino volverla a ver y volver a sentirse envuelto, fascinado, hipnotizado, por el intransferible universo creado por Fernández Santos y Regueiro, un universo que nos es tan cercano como a distancia sideral, tan enigmático como reconocible. Una joya (el tiempo lo dirá) y una de las pocas obras maestras del cine español de los 90.
kafka
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