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España España · madrid
Voto de iovErdÈ:
6
Drama En 1919, tras el fin de la Gran Guerra, París volvió a una intensa vida nocturna, y en el Café Rotonde, refugio de artistas, hay una mesa compuesta por hombres destinados a hacer hablar de ellos: Picasso, Rivera, Stein, Cocteau, Utrillo y Modigliani. Picasso y Modigliani se encuentran y comparten el protagonismo, pero hay una rivalidad entre ellos que se puede percibir a simple vista, están celosos el uno del otro. Modigliani tiene una ... [+]
3 de julio de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que en un principio parecía una película biográfica, típico biopic de un personaje (ya afamado desde incluso el primer fotograma) a que bien o bien vamos a tener que admirar, se va transformado en algo intrínseco a la historia. Me parece acertado como a todo este grupo de brillantes artistas de principios de siglo XX que vemos, son presentados como lo que eran en su época cuando habitaban el bateua-lavoir, es decir gente pérdida en busca de semejantes con lo que poderse entender, para comprenderse u odiarse, recién llegados y perdidos, que se agrupan, generalmente en bares y cafés –único sitio donde son “bien” recibidos- con el fin de conocer terceros que le saque de la pobreza pintora en la que viven. De ahí que la película resulte poética y entrañable, y me parece excelente como están retratados sus personajes, que no sólo no se sabían genios, sino que se entrevé el fracaso en el que viven y del que son incapaces de salir, quizás de ahí su genialidad, tanto para crear como para dejarse engañar, y de ahí su forma de vivir autodestructiva, como no podía ser de otra forma.
En el fondo toda esta - hoy excelentes artistas- quizás viviera más de desorden genial de sus vidas en un mundo compulso, que de su genial arte, sólo reconocido como siempre, una vez muerto. Y esto no sólo ocurrió en aquella época, sino que incluso en la actualidad (a pesar del número escaso de los mismos) ocurre, sólo triunfando aquel que se lleva bien con los gerifaltes mediáticos de turno, es decir no lo que son eminentes, sino los que genialmente se saben cobijar bajo una buena sombres, como ya nos recomienda el famoso refrán.
iovErdÈ
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