Juegos prohibidos

Bellísima película que trata con gran sensibilidad el tema de la amistad entre 1 niño pobre -Michel Dollé- que vive en el campo y 1 niña rica -Paulette- pero que ha quedado huérfana al morir sus padres en un bombardeo en Francia durante la II Guerra Mundial, por lo que es acogida por la familia del niño.
Dicha amistad entre los dos niños ha de vencer a un ambiente hostil, totalmente dominado por la muerte, tema cotidiano en el vivir de la pobre familia Dollé, más aún en tiempos de guerra, y por el enfrentamiento con otra familia vecina -Los Guard-, también pobre, pero cuyo hijo mayor tiene relaciones con la hija mayor de la familia Dollé, relaciones que no son aprobadas por el padre de los Dollé.
Además tiene escenas divertidas y arremete de forma sutil contra el poder económico de la omnipresente Iglesia Católica, (ver spoiler para ambos temas, spoiler donde, además, simplemente califico, con diversos adjetivos, el final de la película, sin contarlo).
La música de Narciso Yepes es preciosa.
Nota: 10 sobre 10.
Así que corten esta crítica y enciendan el televisor... Música maestro.

Fantástico cuento de guerra, nada más opuesto a la ciencia ficción. Desde que suena la música y se abre el libro René nos muestra una realidad que sucedió en la segunda guerra mundial. Como muchas otras que podemos imaginar o que son inimaginables.
Paulette tiene alrededor de 6 años. Sus padres se han marchado, también su perro. No de vacaciones a otra ciudad. No, no... se han ido a un sitio menos dulce. No sabe de dónde viene, ni a dónde va. Encontró a una familia y a un hijo que se llama Michel y ella grita su nombre cuando lo necesita. Y suena otra vez esa guitarra y estás en otro momento inocente. De dos amigos que juegan con lo más próximo que tienen, tal vez la muerte. Y ella grita Michel, Michel...

La belleza de esta película se ancla en dos puntos:
1.-La armonía estética de todas sus partes: la guitarra de Yepes, la fotografía en blanco y negro de Juillard, el paisaje cargado de texturas y las interpretaciones de los niños que encarnan a Paulette y a Michel.
2.-La conexión con la bondad del guión, reconocible por cualquier persona. Las emociones infantiles de ingenuidad, generosidad y agradecimiento se realzan frente al miedo y la mezquindad de los adultos.
Es fácil hacer comparaciones con películas como Tres hermanos de Rosi, Los Ángeles perdidos de Zinnemann,o Hasta donde los pies me lleven de Martins. Y con libros como Esa gente de Guareschi.
Una delicia.

Tengo la costumbre de intentar ver películas que me puedan gustar. Para conseguirlo, como muchos de nosotros, empecé revisando las notas de los críticos o de las webs como Filmaffinity.
Como no siempre acertaba quise añadir más criterios. La verdad no quiero ver películas que no me gustan cuando me quedan por ver seguramente miles que sí me gustarían. Pues el siguiente paso era revisar también algunas opiniones de usuarios, que a veces son totalmente contrarias a la nota general.

Pues con Juegos prohibidos no he acertado en absoluto. La nota general del público es de 7,8 y la crítica especializada le dio multitud de premios. Tras hacer un repaso rápido a todas las críticas resulta que nadie la suspende. La mayoría de las notas están en 8, 9 y 10, algo que para una película de 1952 puede resultar un record. Parecía una película tan buena que sencillamente no envejece.

Juegos prohibidos de René Clément es un drama de la segunda guerra mundial en el que una niña pequeña queda huérfana después de que sus padres murieran en un puente huyendo de la guerra, haciéndose cargo de ella una familia granjera. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo íntimo y personal que muestra una historia sencilla y muy humana, es una obra conmovedora por su naturaleza y trasfondo histórico, además de estar realizada con mucha ternura y corazón, siendo en definitiva un film que obtuvo justamente el oscar en su categoría por cautivar con su belleza a todos aquellos que se decidan a descubrir este film tan excepcional que no se olvida y que queda eficazmente en la retina del espectador.
La fotografía en blanco y negro es exquisita y está bien cuidada en detalles evocadores, transportando al público con sus imágenes bellas que conmueven gracias a un trabajo de lo más inspirador. La música es melódica y expone en sus sonidos autóctonos canciones nostálgicas que de forma hermosa agrada y cala en el corazón apenado de un público enternecido por su historia. Los planos y movimientos de cámara consuman un espléndido trabajo técnico que saca lo mejor de la historia y las interpretaciones a través del uso de los primeros planos, reconocimiento, seguimiento, cámara en mano, generales y detalles. Cabe destacar también al principio del film, unos efectos sorprendentes y sobrecogedores para la época en una escena en concreto.
Las actuaciones son creíbles y remarcables. Como protagonistas Brigitte Fossey y Georges Poujouly bordan unas inocentes y profundas interpretaciones infantiles, siendo también admirables los acompañamientos de Lucien Hubert, Suzanne Courtal y Jacques Marin. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos a las gentes de pueblo como campesinos y ganaderos de la época, al igual que los pertinentes decorados que te transportan eficazmente al momento y lugar en cuestión.
El guion, escrito por el director junto con François Boyer, Jean Aurenche y Pierre Bost es emotivo en su historia infantil y el trasfondo bélico en el que transcurre, llegando sinceramente al corazón del espectador por su belleza y sencillo mensaje que concluye uno de esos films que no están hechos para impresionar, sino para perdurar a través del tiempo para seguir cautivando a nuevas generaciones. Esto se lleva a cabo con una narrativa sugestiva al lugar y el tipo de personajes, mezclando lo inocente e ingenuo con lo afable y pesimista en una clásica y brillante labor.
Concluyendo, la considero una obra inolvidable y esencial en el cine europeo, ya que expone una historia conmovedora y hermosa en un duro trasfondo histórico que cautivará hasta a los cinéfilos más exigentes con su sencillez y a la vez profundidad a la hora de exponer a sus personajes. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, vestuarios y narrativa que vuelven a Juegos prohibidos, uno de esos films de visión obligada para todos aquellos que quieran descubrir cine clásico del bueno.