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Rififi

Cine negro. Thriller Después de cumplir cinco años de condena, Tony Le Stephanois sale de prisión con la intención de cambiar de vida, pero se encuentra con que su amante está con un conocido gángster. Como carece de recursos económicos, no le queda más remedio que volver a su vida pasada y reunirse con sus viejos compinches. Durante semanas prepara minuciosamente con ellos un golpe perfecto: el atraco a una inaccesible joyería de París. (FILMAFFINITY)
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Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2017
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tony, Jo, Mario y Cesar el milanés, se unen para llevar adelante un asalto definitivo: La joyería Mappin & Webb. Se necesita una planeación milimétrica y hombres de una estricta disciplina para llevar adelante el Gran Golpe, y por supuesto, hay que sujetarse estrictamente a lo planeado… ¡o la ejecución más perfecta puede transformarse en el más penoso fiasco!

Los cuatro aspirantes a nuevos ricos son individuos que, a medida que les vamos conociendo, les vamos cogiendo cierta simpatía porque tienen gestos en los que demuestran que aún conservan su corazoncito: Tony aún ama a su esposa, aunque ésta le haya sido infiel mientras él estuvo en chirona; Jo adora a su hijo y su relación familiar luce bastante satisfactoria; Mario es un buenazo y un leal amigo; y Cesar -“el hombre al que no se le resiste ninguna caja fuerte y el que no puede resistirse a ninguna mujer”- da prueba de un talento que ofrece confianza en el buen resultado de cualquier empresa.

Pero, aún no ha llegado el sensato día -el que traerá el cambio definitivo-, en que los delincuentes comprendan que, SIEMPRE que lo considere conveniente, el destino jugará sus cartas… y alguien será débil en algún preciso detalle que otro captará.

La novela de Auguste Le Breton, “Du Rififi chez les Hommes” (1954), interesó al director estadounidense, Jules Dassin, desde el mismo momento en que la leyó, y escrito el guion junto al autor y con la colaboración de René Wheeler, sería ésta su primera película en Francia a donde tuvo que partir luego de ser puesto en la lista negra por la HUAC. Por enésima vez, la muy burda política estadounidense de entonces, hundía a otro gran artista (director, guionista y actor)… y Europa le abría las puertas, pues, también con él, llegaba el Arte con mayúscula.

“RIFIFÍ’, palabra que Le Breton impuso en el argot francés como variación del español rifirrafe (contienda, riña), no obstante su escaso presupuesto, es un filme magníficamente logrado que, aunque toma elementos del mejor cine negro hollywoodense (“The roaring twenties”, “The asphalt jungle” …) desborda originalidad en hechos como llevar a cabo el golpe sin decir una palabra, apenas roto el silencio por leves golpes necesarios o accidentales; y esa manera de ejecutarlo con recursos probados y en general sencillos, pero de la más alta efectividad, nos llenan de admiración por esas singulares inteligencias que, a veces, extrañamente toman el mal camino.

Con actores de poco cartel: Jean Servais, Carl Möhner, Robert Manuel, Magali Noël… y hasta el mismo Jules Dassin (quien usara el seudónimo Perlo Vita para representar a Cesar el milanés), “RIFIFÍ”, guarda sus mejores bazas en la brillantez de su trama, donde, lo humano y las relaciones familiares, también tienen un alto lugar, contrapuesto a uno de los mejores golpes cinematográficos de toda la historia que, no por nada, daría lugar a incontadas imitaciones dentro del cine… y hasta en la vida cotidiana.

P.D. Se me ocurre pensar que, Stanley Kubrick, probablemente se acordó de este brillante filme al momento de realizar “The Killing”, y de Rififí surgió el nombre que le puso a la perrita clave de su película: Fifí.
Luis Guillermo Cardona
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18 de diciembre de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me voy a quedar corto, lo sé. Las palabras que necesito para elogiar "Rififi" nunca van a ser suficientes. El despliegue que hizo el norteamericano Dassin en esta película queda para la historia, con un maravilloso B/N, con unos actores en estado de gracia y toda la intensidad puesta para el beneficio del espectador. Dos horas de cine de máxima calidad, con el interés propio de la trama desde el primer minuto al último, por saber cómo acabará el atraco mejor explicado y ejecutado de la historia del cine y por conocer el destino de los cuatro hombres que lo protagonizan. Hay de todo, mujeres malas, tiros, correcalles, tensión, incertidumbre, venganza, mala leche de unos y de otros, y hasta 40 minutos de silencio que pasan como un fulgor.

Cuando he percibido que el renombrado y conocido silencio (desde el inicio del atraco hasta el final del mismo) ha pasado como un destello, es cuando me he dado cuenta de que estaba ante una obra maestra. Porque nadie mete en mitad de una película ese larguísimo silencio sin salir escaldado y Dassin sin embargo sale engrandecido, dando pie a la parte final de la película, la del "post-atraco", conectada brillantemente con lo que queda detrás. Hay acción, hay sentimientos desatados y una cámara bien puesta siempre, en el mejor lugar para enseñar exactamente lo que necesitamos ver. Sin dobleces, sin dobles sentidos, al grano, no hay que especular con lo que sucede porque nos es enseñado tal cual, como observar uno de los brillantes robados como es, así es Rififi, una joya que vista una y otra vez sigue brillando igual.

Me he quedado con la bocaza abierta, lo reconozco: las calles de París y el buen sabor añejo, como todo lo que pasando el tiempo ve potenciado la calidad de su sabor. Es imposible pedirle más a una película, con independencia de los gustos por un género u otro, "Rififi" supone un techo no sólo para el cine negro sino para el cine como expresión artística.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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7 de septiembre de 2009
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se contó mejor un atraco, ni con menos palabras. De un proyecto que en sus orígenes estuvo trufado de dificultades: director perseguido (caza de brujas), falta de dinero, encontronazos con el autor del texto, actores poco experimentados...nació una obra maestra, referente imprescindible para las películas que sobre el género de robos se hicieron después.

Jules Dassin, como tantas veces en la historia del arte y la creación, hizo de las carencias virtud y aprovechando un episodio de una durísima novela de Auguste Le Roche (que tras pelearse acabó colaborando en el guión) redondeó, también con la pluma de René Wheeler, un relato sincronizado de vida y muerte, para mayor gloria del Cine Negro.

El exilado director estadounidense consiguió casi sin proponérselo y gracias a su buen oficio, esta vez bajo bandera francesa, ganar el Festival de Cannes de 1955 y hacer muy popular en su momento la película. Como dato anecdótico señalar que el gobierno mexicano del momento llegó a prohibirla por dar demasiadas pistas sobre cómo llevar a cabo un atraco con garantías de éxito.

Rififí, para los interesados en cuestiones semánticas es una palabra de los bajos fondos parisinos que significaría algo así como pelea, bulla, descontrol..., nuestro equivalente, que procede del término francés, sería rifirrafe.

Rififi, como no podría ser de otra manera, está rodada en un blanco y negro de excelente calidad fotográfica y además de la famosa, larguísima (que se os hará muy corta) y rítmica (sin música) escena del robo, tiene, para mi gusto uno de los momentos más alucinantes que he vivido en el cine: la inocencia juguetona y vitalista viaja en el mismo coche que viajan el fracaso, la angustia y la agonía mortal.
Sinhué
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23 de julio de 2013
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rififi es una palabra bastante citadina, casi encerrada en las malas calles de Paris, por eso no es raro desconocer su significado, en español es lo que se conoce como rifirrafe y esta condicionado sinónimos como gresca, rivalidad o contienda con alguien, repito que es un término poco utilizado, o mejor dicho un vocablo para un circulo en especial. Dassin (en su momento ayudante de Hitchcock) rueda su primer filme fuera de Estados Unidos luego de ser un director de renombre con títulos como La Ciudad Desnuda o Mercado de Ladrones, Dassin cayó en la lista negra de directores que se les vinculaba al comunismo, lo que lo obligo a pasar muchos apuros y a huir a Europa por su propia seguridad y la de su familia, fue ahí donde el proyecto de Rififi cayó a sus manos, al principio Dassin no estaba muy seguro de rodar el filme, sin embargo la necesidad hizo que se forzara aceptar el trabajo, trabajando con un presupuesto mínimo (que lo forzó hasta actuar el mismo) Dassin da una lección magistral de que el cine es creatividad y actitud, y sobre el arte sublime de contar una historia por medio de imágenes (algo que se le suele olvidar a los cineastas modernos), ambientado en Paris Tony ha salido de la cárcel para tratar de poner su vida en orden, sin embargo como es común el pasado lo atrapa y lo reúne con su antigua banda para planear lo que será el atraco que les asegurara tranquilidad de por vida, debo decir que esa secuencia del robo es una maravilla completa, una de las mejores escenas de la historia del cine, una secuencia que resume en imágenes todo lo que el cine vale como arte y expresión, luego la historia toma otro camino en donde el antihéroe protagonista en medio de su redención toma decisiones que anteriormente le hubieran parecido absurdas, el desenlace es contundente y la idea del que mal siempre debe pagar prevalece, aunque como es costumbre en el cine negro el mal y el bien están trazados por una débil línea que no se percibe. Dassin hace de los pocos recursos un filme de culto, una muestra natural del que cine de calidad no necesariamente requiere de grandes presupuestos o grandes estrellas, lamentablemente Rififi es un filme casi olvidado, que hay que ir recuperando poco a poco, porque en su estilo y naturalidad hay mucho que admirar y aprender.

Lo Bueno

El corte a lo cine negro es simple pero funcional, cada personaje esta creado y desarrollado de gran forma, en este caso Rififi casi es una cuna para otros filmes que vinieron después.

El guion une sus piezas magistralmente, no recuerdo últimamente haber sentido tanta tensión en un filme, ya lo dije y vale la pena repetirlo la escena del robo es maravillosa. (el toque del paraguas deja con la boca abierta)

El aprovechamiento de los pocos recursos, el cine es contar historias con imágenes y Dassin acá lo entiende perfectamente.

Un filme emocionante de principio fin, una vista obligatoria.
CINELOCURA
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30 de mayo de 2006
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine negro en estado puro, y acta fundacional de un subgénero cinematográfico de gran éxito hasta nuestros días, el de los grandes robos.
La película es un pequeño milagro, realizada con un presupuesto ínfimo, por el gran director norteamericano Jules Dassin, exiliado y aún perseguido en Europa a consecuencia de la caza de brujas de Hollywood, lo que le llevó a un largo periodo de varios años sin dirigir, hasta este film. Las limitaciones de presupuesto impusieron un reparto prácticamente desconocido, (incluso el propio Dassin interpreta, muy bien por cierto, a uno de los personajes) si bien eso resulta al fin una ventaja para dar más realismo a la historia.
Como en "Noche en la ciudad", película del mismo director ambientada en Londres, la ciudad, en este caso París, aparece retratada de manera magistral, siempre gris, lo que da un aire plomizo y fatalista al conjunto.
La historia adapta una novela de gran éxito de André le Breton, ambientada en el mundo de los bajos fondos parisinos como una galería de personajes e historias variadas, el gran acierto de Dassin es la elección de un pequeño episodio de la historia original, el del robo de diamantes, integrándolo con una historia de pasión y venganza entre dos hampones rivales, y los distintos tipos que se mueven a su alrededor.
Destaca especialmente la escena del robo, rodada con todo detalle y sin sonido alguno, como si un robo auténtico se estuviera cometiendo delante de los espectadores.
mik
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