Mañana y todos los otros días

No es una comedia. Si bien trata un tema serio con ligereza, para hacerla llevadera, no es una comedia, o a mí no me lo ha parecido. Yo no me he reído, al contrario, he tenido un nudo en la garganta en varias ocasiones. Me he sentido triste más veces que alegre viendo esta peli. Así que dejando de lado que la he visto engañada, es una historia interesante, familiar para algunos, contada a través de los ojos de una niña que saca fuerza e imaginación para lidiar con las situaciones más complicadas, como todos los pequeños, que siempre son más fuertes de lo que su inocente aspecto nos hace creer.

Poética manera de visibilizar a los enfermos mentales y el sufrimiento y la desestabilización que esta patología provoca en los demás miembros de la familia. Peor aún si quienes sufren las consecuencias son los niños. Recomiendo su visión.

Noémie Lvovsky consigue retratar la belleza y el dolor que nace del desesperado intento de una niña por comunicarse con una madre que ha comenzado a engullir la locura. Una conexión imposible que, no obstante, nos deslumbra con destellos de una profunda humanidad, amor y consuelo. 'Mañana y los otros días' es un desolador retrato de esas vidas que también suceden, aunque nadie las sueñe, y de cómo la imaginación, siempre trazando un confuso vuelo entre la locura y la cordura, desborda la historia para rescatar a nuestra pequeña protagonista de su desgarradora soledad. Sería injusto no comentar la maravillosa interpretación de Luce Rodríguez, que despierta un magnetismo indescifrable: desde la primera secuencia esta niña atrapa algo de ti. Y se queda con ella para siempre.

La verdad es que se llega a perder la cuenta de las películas que se han hecho con la misma temática. Esta es una más. Hasta incluso parece que los actores se copian unos a otros. La trama tiene poco nuevo que ofrecer. La enfermedad psiquiátrica de los adultos vista desde la perspectiva infantil, los traumas que se generan, la indefensión en las tempranas edades y los ambientes sórdidos y opresivos, son moneda común en este tipo de tramas, llevadas con más o menos pretenciosidad o acierto. Poco nuevo que ofrecer.