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Todos dicen te quiero

Comedia. Musical. Romance El matrimonio formado por Steffi y Bob es el paradigma de la familia burguesa de Nueva York: son ricos, liberales y socialmente comprometidos. Steffi estuvo casada con Joe, un tipo sin suerte con las mujeres, con quien tiene una hija algo inestable. Bob tiene un hijo conservador, una hija que ha puesto en peligro su boda al enamorarse de un delincuente y otras dos hijas adolescentes que se pelean por chicos multimillonarios. Todos ellos ... [+]
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2006
63 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody vuelve a hacer una comedia entrañable, de esas que me alegran los días tristes. Sólo tengo que ver los números musicales de los fantasmas o en el hospital para que me venga la sonrisa a la boca.
Lo mejor de todo es que no es un musical puro y duro, sino que aprovecha las canciones para meter nuevos chistes/críticas de cosecha alleniana. El resto es a lo que nos tiene acostumbrados, pero incluso con ramas argumentales más variadas.

Pegas: los números musicales en los que aparece Edward Norton no son tan graciosos como los demás; la parte en la que Woody conquista a Julia Roberts aprovechándose del conocimiento de sus secretos más íntimos está muy manida –aunque, eso sí, es desternillante como pocas veces–.

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Para que cupieran, algunos de estos diálogos han sido resumidos, incluso fusionados a partir de varios.

La ex de Woody, interpretada por Goldie Hawn, le dice que siempre ha elegido mal a sus novias. Woody lo niega.
Goldie: ¿Qué me dices de Madeleine, la que fue después de mí?
Woody: Era maravillosa. Era arqueóloga. Era fabulosa.
Goldie: ¡Era ninfómana...!
Woody: Sí, de acuerdo. Tenía un pequeño problema con la fidelidad y resulta que yo no lo vi venir.
Goldie: ¿Y de Carol?
Woody: Carol era poetisa, y doctora honoris causa por la...
Goldie: Era heroinómana.
Woody: Sí, también se dedicaba a eso, pero yo pensaba que era insulina.

Woody: No estoy en forma; no puedo correr. No puedo hacerlo, me ahogaría: hace semanas que no uso la cinta andadora; 572 semanas, o sea, 11 años.

Woody está desorientado después de perderse por Venecia haciendo footing. Julia Roberts lo encuentra asfixiado.
Woody: Estoy bien. No es nada, sólo un dolor en el pecho que me baja por el brazo.

Alan Alda: ¡No te puedes casar con ese presidiario evadido!
Drew Barrymore: Ex presidiario. Tiene un título universitario. Mami, seguro que tú lo comprendes: hay algo increíblemente animal en su interior.
Alan Alda: ¡Bien, pues nada, lo devolvemos al parque zoológico!
Goldie: ¡Es un delincuente!
Alan Alda: ¡¿Pero cómo puedes querer salir con ese hombre?! ¡No podrás ponerte detrás de él, no te dejará! ¡Si intentas rascarle la espalda, te apuñalará!
Drew Barrymore: Bajo su tosca apariencia hay un joven letrado muy sentimental. En realidad esperaba que pudieras encontrarle un puesto en tu empresa.
Alan Alda: Sí, le haré... tesorero, no te digo. ¡Steffi, bájame una copia de mi testamento y una goma de borrar!
¡Y todo esto con dos hijos y la chacha alemana jugando al hockey en el vestíbulo!
jastarloa
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21 de mayo de 2009
46 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
A diferencia de otros cineastas que tratan a los actores como ganado, Woody Allen tiene fama de tratarlos muy bien y dejarlos hacer lo que les de la gana. No les hace ensayar, no les exige que se aprendan el texto palabra por palabra, no les hace repetir las tomas, prefieres rodar un par de planos largos que tediosas series de plano-contraplano. Paga poco, eso sí, pero sus películas son muy bonitas, sobretodo ésta, que es una alegría de principio a fin, y en la que todas las escenas transmiten buen rollo y felicidad. Los humanos se aparean y a veces luego se desaparean pero qué más da. El mundo es tan bonito que no vale la pena preocuparse, mejor cantar y bailar, sobretodo en Nueva York, París y Venecia, y sobretodo en otoño, en invierno, en primavera y en verano.

Sin embargo, entre tantas buenas vibraciones algo chungo pasó con el traductor de títulos, quizá trabajaba bajo demasiada presión o quizá nadie se tomaba en serio sus esfuerzos. El caso es que algo se le atragantó y abandonó el proyecto dejando su trabajo inconcluso. Se intentó buscarle un substituto, pero está el tema muy difícil, ya no queda casi nadie que pueda encargarse de un proyecto de tanta envergadura. Se rumorea que incluso Drew Barrymore intentó convencerle para que volviese a retomar la traducción que había dejado a medias pero todo intento de negociación fue vano. Así se quedó. Todos dicen... I love you.

Nota: excelente.
Listocomics Puntocom
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29 de agosto de 2011
44 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woody Allen ha dirigido algunas películas memorables, pero como todo gran artista ha tenido películas flojas. Esta es una de ellas. No sé si será el hecho de que es un musical, o de que interviene Julia Roberts, que no es una actriz que me guste especialmente, o quizá que los golpes de humor y los diálogos hilarantes no surgen con la fuerza de otras veces.
Ver a Allen actuar ya merece de por sí ver cualquiera de sus películas, pero salvo que sean incondicionales de él y toda su filmografía, esta película no es nada recomendable.
ken
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24 de enero de 2007
29 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si un profesional del cine pergeña un relato con visos de profundidad, eso está bien. Si, además, dota de humor al relato, eso está mejor. Pero nunca, jamás, aceptaré una obra que carezca de estilo; todo lo demás no importa si el relato carece de una personalidad cinematográfica propia y reconocible.

Woody Allen es un autor con estilo porque, aunque recurra a los tópicos (como en esta película: familias aburguesadas cuyos problemas derivan del contacto con los estratos de abajo, amoríos en románticas ciudades europeas, fiestas tradicionales para juntar a la familia y los amigos...), sus trabajos se sustentan sobre su particular percepción de la vida y del humanismo, del humor y de la ironía, de los escenarios y de los personajes, de la humildad y de la cámara. Porque no solo de nutrientes vive el espectador cinematográfico, que también precisa de las salsas.
Kick'Em Ars
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9 de octubre de 2006
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien pudiera suponer que al Woody Allen de los 90 se le habían agotado las ideas se topa con una este hermoso homenaje que el director dedica en 1996 a los grandes y pequeños musicales de los años 30, 40 y 50 del dorado Hollywood de las estrellas. Allen capta perfectamente en Todos dicen I love you el espíritu que impregnaba a todas y cada una de aquellas casi irreales películas de baile y canciones: echa mano de las composiciones de gente como Cole Porter, Irving Berlin o George Gershwin, asociadas a los Fred Astaire, Ginger Rogers o Busby Berkeley, y los traslada a un NuevaYork moderno para darle ese soplo de aire fresco que Allen cree tan necesario para su bendita ciudad.

En esta ocasión el desafío interpretativo al que se ven expuestos los actores es tener que ejercer, quién sabe si por vez primera, de avezados cantantes. Gente tan variopinta como Julia Roberts, Edward Norton, Drew Barrymore o Tim Roth pasan con nota la tesitura de cuidarse muy mucho en el intento. Ninguno de los actores que intervienen en esta nueva entrega Allen se libra de probar las lides del canto.

Pero no hay que olvidar que, detrás de este rendido homenaje tributado al musical americano, se encuentra nada menos que toda una comedia de clásico estilo 100% Allen, con momentos logradísimos y situaciones extraordinarias. Como muestra, está que Woody se permita el gustazo de echarse como novia a la simpar Julia Roberts. Luego están esos personajes que aparecen, desaparecen, y vuelven a aparecer cuando uno menos se lo espera, personajes de ésos capaces por si solos de salvar una película. Incluso los números musicales están tratados no sin cierta sorna y cariño, en especial el mágico baile final de Allen con Goldie Hawn a orillas del Sena, en un maravilloso tributo a la pareja Fred Astaire-Ginger Rogers.
cassavetes
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