Prisioneros de la pasión

Me gustó de Tim Roth el principio de su actuación, esa duda entre chico bueno y chico psicópata, sin embargo no logró transmitirme suficientemente su enamoramiento hacia Rachel.

La famosa escena de sexo en los servicios de la estación de autobuses me pareció un poco "animal", y ello obviando que en España los sevicios de las estaciones de autobuses suelen no estár para echarse al suelo por su habitual ausencia de pulcritud y limpieza. Me faltó sensualidad.

Cuando Tim insulta a Rachel, seguramente malinterpretando una frase suya e influenciado por su pasado, le faltó gancho a esa escena.

Hay ciertas escenas de Rachel, bastantes buenas en principio, que también les faltó más brillo, su exaltación con la trabajadora de la inmobiliaria que demostraba lo que le afectó su separación, la escena del final (una gran escena), incluso el trasiego del arma por la carcel.

Hay algo que falla, y creo que fue la dirección quien tenía que estar más atenta y haber conseguido más calidad para esta película.

Si me molestó que al principio Roth se empeñase en parecerse a un perturbado en algunos momentos de sus citas con Ormond, lo que no trago es que se vuelva del todo críptico respecto a sus intenciones hacia la mitad e ignore directamente a la dentista. Sobre todo si la quiere de verdad, que parece ser el caso. No me molestaría tanto si no fuese un evidente recurso para estirar la película, pero de todas formas en esta historia me faltan cosas como la sutileza y unos diálogos más memorables. No me termino de implicar lo suficiente con el personaje de Julia Ormond, pues en realidad este carece de profundidad. Al fin y al cabo no deja de ser otra película de bajo presupuesto un tanto aburrida que poca gente recuerda.